Desde que Bong Joon-ho arrasó en 2019 con al película de Parásitos, cualquier proyecto que tenga su nombre acaba generando grandes expectativas. En esta ocasión, el director surcoreano se ha adentrado de lleno en la ciencia ficción adaptando una novela de Edward Ashton titulada Mickey 17 (título homónimo a la cinta). ¿Qué nos podemos encontrar? Un futuro donde los clones desechables hacen el trabajo sucio en costosas misiones espaciales y en donde Robert Pattinson (eterno Edward) acaba interpretando a uno de ellos… una y otra vez.
Con un reparto con grandes nombres, incluyendo a Mark Ruffalo, Naomi Ackie y Steven Yeun, Mickey 17 promete una mezcla entre la acción, el existencialismo y la sátira social (algo a lo que este director nos tiene acostumbrados). ¿Queréis saber más? Pues continuad con la lectura de nuestra crítica.
Uno para el fuego, otro para la impresora, uno para una misión suicida, uno para la…
La película nos sitúa en un futuro algo lejano en donde la humanidad está preparada para colonizar nuevos planetas. Para facilitar este proceso aparecieron los Prescindibles, uno grupo de trabajadores que son clonados para poder realizar las tareas más peligrosas. De este modo, si mueren, serán reemplazados por una nueva versión de ellos y listo. De este modo entramos en la vida de nuestro protagonista, Mickey Barnes (Robert Pattinson), siendo este uno de esos clones. El problema es que, por casualidades del destino, acabará desarrollando un sentido de identidad propio, volviendo las cosas más… inestables.
Pero con ello no queremos decir que todo se acabe convirtiendo en una mera historia de supervivencia. Si observamos la filmografía de Joon-ho, veremos como cada una de sus propuestas no dan puntada sin hilo. De este modo nos envuelve una crítica mordaz al sistema laboral moderno, mostrándonos a Mickey como el empleado perfecto: reemplazable, obediente y sin derecho a quejarse. ¿Qué mejor que una empresa pudiendo «imprimir» a sus trabajadores para repetir una y otra vez el proceso?
Pero no es lo único. Fiel a su estilo, el surcoreano no subraya demasiado el mensaje, dejándolo escondido entre las escenas de humor negro que harán que soltemos más de una carcajada en el cine. Bien es cierto que, llegado al final y con todo el planteamiento desarrollado y ampliado a lo largo de sus casi dos horas de metraje, el desenlace puede volverse un poco simple y carente de cualquier rasgo emotivo, al encontrar alguna que otra conveniencia por el camino.
Aunque el trabajo del director y del escritor/adaptador es determinante para trasmitir todo lo que el público debe comprender, el elenco acaba convirtiendo este mundo en algo vivo. Por su parte, Robert Pattinson, que ya ha abandonado los estigmas de sus interpretaciones pasadas, se convierte en el alma de la película. Al igual que ya hizo en The Batman, su actuación logran congeniar una mezcla entre diversión y angustia que traspasa la pantalla. La evolución de su personaje, mientras vemos las distintas «vidas» que ha tenido, emociona y, al mismo tiempo, apena.
Por suerte, junto a él tenemos al que será su interés romántico, el único personaje que lo ve como una persona y no un mero producto. Naomi Ackie, como Nasha, define la emoción y, al mismo tiempo, la determinación que le falta a Mickey número 17. El carisma que desprende cuando comparte pantalla con Robert sustenta muchas de las escenas que nos encontramos.
Por su parte, encabezando la misión y siendo una parodia de algunos políticos y magnates que nos rodean, tenemos a Hieronymous Marshal, interpretado por un Mark Ruffalo maravilloso. Con su visión capitalista llevada al extremo y su mezcla de cinismo y pragmatismo, acaba convertido en un personaje al que acabarás cerquita de odiar [si no lo haces en alguna ocasión (sí, la escena de la piedra)]. Con él viaja su mujer Gwen -Toni Collette-, maquiavélica y gourmet sin corazón. Sin duda, la pareja traslada una gran complicidad en sus quehaceres, lo que pasa es que apuntan a un lado moralmente reprobable.
No podemos olvidarnos de Steven Yeun, con muy poco tiempo en pantalla, pero que en cada una de ellas añade una dosis de ironía y crítica sobre el sistema en el que viven. Es una pena, ya que su personaje podría dar más de sí.
¿Cómo? ¿Qué hay una raza de aliens en el planeta al que llegan? Eso lo dejaré para que lo descubráis vosotros mismos. Solo diré que sus escenas acaban siendo de lo más potente de la película y, como ya exploraron otras antes que ellas, el poner frente a la humanidad otros seres «pensantes» acaba siendo catártico.
Una estética muy cuidada con un mundo increíblemente creíble
Estamos ante una cinta que es impresionante sin caer en el espectáculo gratuito que otras abanderan. Bong Joon-ho no quiere que las luces y los efectos desvíen la atención del espectador con una ciencia ficción recargada de elementos tecnológicos sorprendentes, sino que apuesta por una visión más industrial y funcional. Al final, lo que acabamos viendo son grandes fábricas voladoras que cruzan los cielos buscando el futuro.
Esto se ve reforzado desde el diseño de producción, el cual aumenta la sensación de monotonía y falta de identidad. Los efectos visuales están bien integrados, pero sin robar en ningún momento el protagonismo a la acción narrativa. Destaca, eso sí, cada clonación de Mickey, las cuales son manejadas con sutileza, haciendo que este proceso sea perturbador aunque sin llegar a exageraciones.
Por su parte, la banda sonora, compuesta por Jung Jae-il (que ya nos acompañó en Parásitos), juega un papel clave en la ambientación, sin buscar la grandilocuencia. Resulta al final un toque que traslada el ambiente, llenándolo de matices. Además, hay momentos donde el sonido desaparece, acompañando ese sentimiento de soledad.
Conclusión Mickey 17: ¿lo ha vuelto a hacer? Desde luego
Podemos acudir al cine pensando que vamos a ver una película de ciencia ficción convencional, donde los grandes efectos visuales acompañan momentos de gran acción y batallas que solo algunas mentes creativas son capaces de concebir. Pero aquí no es nada de esto, aquí la narrativa pesa más que el lucimiento.
Mickey 17 nos acaba planteando preguntas sobre la identidad, entregándonos una historia sumamente inteligente y con un crítica sutil al mundo en el que estamos encorsetados sin poder salir. Todas sus actuaciones son maravillosas, con un Robert Pattinson excelente en cada una de sus encarnaciones. Por su parte, el estilo visual acaba reforzando ese hilo argumental que es probable que nos atrape desde el inicio.
Mickey 17 llegará a los cines el viernes 7 de marzo de 2025. Si buscas una aventura espacial llena de giros sorprendentes, puede que este no sea tu producto. Pero si te gustan las historias que combinan existencialismo, sátira y un protagonista que, literalmente, se enfrenta a sí mismo, esta es tu película.
Agradecemos a Warner Bros el habernos permitido ver esta película en sus pases.