Bitelchús, Bitelchús, Bitel… ¡JA! Si pensabais que iba a decir Bitelchús una tercera vez… oh, vaya. Si, queridas, aquí está el demonio más gamberro de vuelta en escena, con toda su asquerosidad, mala fe e increíblemente misma obsesión con casarse con Lydia que hace 26 años. Y es que Bitlechús es la película de muchas infancias ,que hoy en día ya pasamos de los 40 años, y que ha vuelto con una segunda parte que va a gustar sobre todo a aquellos niños pero que posiblemente también atraiga a nuevas generaciones. ¿Empezamos? ¡Bitelchús!
Day-o, Day-ay-ay-oh
Han pasado 26 años, Lydia Deetz (Winona Ryder, Stranger Things) la joven niña gótica rebelde y asocial que antaño conocimos es ahora una famosa espiritista con un programa de televisión llamado “Casas Encantadas” en el que se dedica a tratar con familias para encontrar la manera de librar sus hogares de espíritus indeseados. Un show televisivo que nada tiene que envidiar a Cuarto Milenio ya que no tiene a ningún indeseable presentándolo (aunque detrás de las cámaras quien sabe).
En mitad del programa Lydia debe abandonarlo por una llamada de su madre. Al llegar descubre la tragedia, su querido padre ha muerto y deben volver a Winter River donde vivió de joven para celebrar el funeral y comenzar la mudanza de la casa encantada que tantas alegrías y desventuras le trajo en el pasado.
Pero ahora Lydia es madre de Astrid (Jenna Ortega, Miércoles), una joven adolescente que no lleva bien la fama de su madre y que es objetivo de burlas en el colegio por eso mismo. Astrid no cree que su madre tenga ningún poder especial y que es todo un espectáculo televisivo que solo le trae deshonra y vergüenza. Pronto se dará cuenta de que quizás el mundo científico de los hechos y lo tangible no es tan seguro como aparenta.
Es así que, en medio de la mudanza Astrid descubrirá gracias al amor que el mundo va más allá de lo material y que su madre siempre tuvo razón. Ahora Lydia tendrá que volver a enfrentarse a los fantasmas de su pasado (o quizás seria mejor decir demonios) e invocar de nuevo a Bitelchús para que le ayude a resolver sus problemas familiares pagando un alto precio.
Work all night on a drink of rum
Bitelchús, Bitelchús empieza fuerte desde el minuto uno llenándonos de nostalgia con el tema principal de la banda sonora mientras un plano de la ciudad de Winter River nos va descubriendo que en verdad estamos ante la maqueta que construyó Adam Maitland en la primera película. Obviamente de esto solo disfrutaran quienes hayamos visto la primera película y se nos quedara marcada en la sangre adolescente, pero empezamos con buen pie.
El look noventero que tiene el film en la mayor parte de su duración no va a echar atrás a nadie moderno y sin embargo se va a encargar de llenar de lagrimas nuestros ojos ya viejunos recordando los tiempos en los que Winona era nuestro crush y Stranger Things estaba muy lejos de estrenarse para traernos de nuevo a nuestra querida actriz.
Porque Bitelchús, Bitelchús es durante la primera mitad de la cinta plena nostalgia. Recordaremos a viejos personajes, veremos diseños de escenarios que hoy en día solo los fans de Tim Burton añoran, volverán los maquillajes y props, maquetas, y ese exclusivo look que ha vuelto locas a miles de personas que tomaron al autor como inspiración para su arte. Señores y señoras los 90 han vuelto (aunque en verdad la película de Bitelchús es de 1988 se siente noventera).
Y claro, eso significa que, por fin, Tim Burton is back bitches! Después de fiascos, películas que poco tenían que ver con su estilo particular y muchos éxitos con su pareja fetiche, al fin tenemos un Tim Burton ochentero y lo mejor de todo, sin Depp (ni un cameo, a dios gracias). Con Bitelchús, Bitelchús recupera por fin ese look oscuro, ese humor tan particular y los calcetines de rayas. Era literal lo que todos le pedíamos y que solo gracias, posiblemente al éxito de Miércoles, se hizo realidad.
Stack banana till the mornin’ come
Bananas no sé, pero un reparto de lujo si que se ha reunido para hacer Bitelchús, Bitelchús. Ya hemos hablado de Winona y Jenna, pero es que vuelven por ejemplo Catherine O’Hara (Solo en casa) en el papel de Deliz Deetz, la madre de Lydia y abuela de Astrid. Obviamente Michael Keaton (Batman, Birdman) como Bitelchús, que gracias al maquillaje parece que no envejeció ni un año, o Monica Belluci (Matrix, Spectre) en un papel del que no os hemos hablado nada pero que ufff, ¡mamma mía!
Y también hay gente nueva como Willem Dafoe (Pobres criaturas, Spider-man) en el papel de un actor en el papel de un policía haciendo de policía de verdad, Justin Theroux (Star Wars: Los últimos jedi) futuro marido de Lydia y director del show televisivo de Casas Encantadas y por último Arthur Conti (Miércoles, Scream VI) que será el primer amor de la joven Astrid junto con algún que otro cameillo del que no diremos nada tampoco.
Por desgracia nos faltan actores de la primera como Jeffrey Jones, el padre de Lydia, pero que han sabido traerlo de maravilla a la película y la familia Maitland compuesta por Geena Davis y Alec Baldwin que formaban la pareja fantasmal que tenían encantada la casa de la familia Deetz y a los que han sabido darles una salida igualmente fantasmal.
Daylight come and we wan’ go home
Llegamos con esto a la conclusión y critica en si de la película. Creedme si os digo que he sido muy parca en contar la historia de Bitelchús, Bitelchús ya que no quiero desvelar ningún detalle de la historia ya que en verdad es lo único nuevo que tenemos y lo que seguramente hará que salgáis felices de la sala de cine o no.
Bitelchús, Bitelchús no es la gran película que podríamos desear y está más destinada a los nostálgicos de aquella época que a la de atraer nuevos fans a la “no saga”. Por desgracia, sin quizás este aditivo, un joven que vaya a ver la película no quedará muy enganchado ya que la historia depende exclusivamente de que hayas visto la primera al ser una continuación directa de esta.
El intento de meter a Jenna Ortega como herencia de Lydia no termina de funcionar del todo. El personaje no tiene prácticamente importancia en la trama y es solo la hija de Lydia, sin tener peso por si misma y siendo más bien la excusa para que Bitelchús vuelva a escena y marcar aun más la diferencia con la película original donde la protagonista si era Lydia.
Pero es que en verdad creo que es así como han intentado vender la película tirando de nuevo del éxito de Miércoles, cuando la verdadera protagonista vuelve a ser Winona recuperando su papel de la adolescencia. Y es que aunque la cinta se llame Bitelchús, Bitelchús los que venimos de la primera ya imaginábamos que aquí el demonio sería solamente eso, un demonio al servicio de Lydia y que de una u otra manera siempre acaba siendo engañado por el mismo para seguir existiendo en el limbo.
La historia en general es entretenida. Le han dado una vuelta de tuerca introduciendo a un villano (o villana) y una trama policiaca del ultramundo que no es más que una inclusión cómica más, pero que al final pierden importancia y no terminan de encajar mucho en la historia más allá de traer un final más que previsible.
Porque quizás, quien vea Bitelchús, Bitelchús de primeras sin venir de 1988 se sorprenderá por ciertas cosas, encajando completamente en la representación de Astrid en la película, pero al resto costará que nos impacte ya que sabemos perfectamente como es la narración de Burton, el por qué tal persona se ve como se ve o se oculta lo que se oculta. Aunque quizás me las estoy dando de lista y cualquier Gen Z se dará cuenta de lo mismo que yo, pero siento que si fuera virgen en el género Burtoniano me habría causado más desconcierto.
En general para resumir, Bitelchús, Bitelchús esta hecha para los fans cuarentones pero con la intención de atraer audiencia joven aprovechando el tirón de Miércoles y Jenna Ortega. No sé si lo conseguirá ya que pese a ser divertida, canalla, y raruna, no deja de ser una antigualla (dios, me estoy llamando antigua) con viejas glorias de la gran pantalla que han perdido interés y que un joven de 18 años no va a apreciar.
Bitelchús, Bitelchús se estrena en salas de toda España el próximo día 6 de septiembre. Esperamos que una nueva generación de Burtonianos nazca a partir de la película, aunque siento que lo gótico pasó de moda desde hace mucho tiempo.