Nos acercamos al cine a previsualizar
la nueva película española de la productora Vértice que verá la luz el
10 de diciembre de 2021, El lodo (2021). Iñaki Sánchez nos presenta en su segundo largometraje una historia
donde, además de traer el tema medioambiental como centro, nos permite
reflexionar sobre la naturaleza humana.
¿Qué encontraremos en las pantanosas aguas de Laguna Blanca? ¿Acabaremos
sepultados bajo el lodo? Iniciemos la crítica.
De aquellos polvos…
La Junta envía a un experto biólogo, Ricardo -Raúl Arévalo-, para buscar
una solución frente a la sequía que azota la reserva natural de Laguna
Blanca. En esta vuelta a sus orígenes le acompaña su familia: su mujer -Paz Vega- y
su hija -Daniela Casas-. Su llegada, recibida con cierta incredulidad
por los vecinos,
se tornará conflictiva tras conocer las medidas que han de tomar para
evitar el desastre medioambiental. Esta escalada de violencia afectará también a la dañada relación de
pareja, debilitada por un fatídico evento del pasado,
desencadenando un final acelerado lleno de acción y suspense.
Vemos entonces, que todo se desarrolla alrededor de un conflicto
medioambiental que, sirviendo de pretexto,
nos acerca a lo más simple del ser humano, ese sentimiento de
supervivencia. Así que, vamos a hablar de ello.
… estos lodos
La vida es esa sucesión de causas y consecuencias que nos hacen recorrer un
cauce hasta que vamos a dar al mar. Hay momentos en su transcurso que nos
llevan a tomar un determinado afluente que nos distancia e impide que logremos
nuestros objetivos, desembocando en un oscuro lago. Lo peor de todo es, que en
muchas ocasiones, esa decisión la tomamos nosotros, condenándonos a un mal que
podríamos haber evitado si todos hubiéramos remado en la misma
dirección.
El lodo nos propone dos historias que, aunque de primeras parezcan
no tener relación, comparten el mismo fondo.
La primera de ellas es esa disputa existente entre Ricardo y los
pueblerinos, dirigidos por su lugarteniente -Susi Sánchez-. Aquí puede verse tratado lo
más básico de la naturaleza humana, la supervivencia. Si a un animal le quitas
su alimento, ¿no atacaría? Este debate que ha llenado desde hace años
titulares de noticias se hace latente en esas
dos visiones extremas que tan bien describe Iñaki en ese guion que lleva su
nombre.
El biólogo representa la ciencia y la conciencia social de cuidado del
ecosistema, el pueblo, en cambio, representa la búsqueda de la vida, la
supervivencia y, al mismo tiempo, el sentimiento de abandono.
Ambas posiciones están llevadas al límite, quedando en el medio la
mente de Eusebio -Joaquín Clement- que intenta tender puentes entre ambas. Es
este personaje el único que busca ese entendimiento y el que recibe
infortunios de los dos lados por su posición intermedia. Resulta complicado
posicionarse, desde luego.
La segunda historia trata de la familia. De la falta de comunicación, del
abandono y de la culpa. Todo ello puede llegar a ser germen de problemas que acaben manchándolo
todo y destruyendo algo que, en apariencia, tenía sentido y era bonito. En
este caso, Iñaki comienza dejando pequeñas semillas que guiarán esta trama
hasta estallar, pero manteniéndose muy bien hilada.
La relación entre ambos personajes es tormentosa y arrastra culpas del pasado |
Porque al final, el lodo puede acabar hundiéndote hasta el cuello.
El hombre contra la ciencia
Para defender esta historia,
el director ha contado con grandes actores para su reparto. Desde
un inspirado Raúl Arévalo, que se muestra solvente en un papel que le
queda muy bien, hasta
una Paz Vega que se come la pantalla con su Claudia, mostrando muy bien
esa evolución psicológica que caracteriza a su personaje.
Destaca la pequeña Daniela Casas, que completa una gran actuación.
Joaquín Clement y Roberto Álamo encajan muy bien en pantalla, pero dejan su trama en el aire |
Joaquin Clement cumple de sobra en un papel en el que muestra varias
caras de la moneda, encajando muy bien con su «hermano en pantalla», Roberto
Álamo. Susi Sánchez, en cambio, aparece muy poco en escena, aunque marca bien
su posición en el pueblo. Todos ellos son acompañados de los demás pueblerinos
que, con distintos protagonismos, defenderán sus papeles.
La naturaleza de la naturaleza
No se podría rodar una película así sin contar con un escenario que pudiera
transmitir ese sentimiento rural.
La localización, el Parque Natural de L’Albufera, encaja en la trama
permitiendo mostrar algunos preciosos planos.
Y lo bonito que quedaría vivir en un paraje similar |
Sobre el montaje, hay que destacar la rapidez de acción, llegando a un
final que se desarrolla con tanta celeridad que deja muchas preguntas sin
responder (y alguna trama sin resolver).
Acompaña bien una banda sonora que no quiere destacar, pero que se nota
cuando desaparece creando esa sensación de desasosiego e impaciencia.
Conclusión
«Renovarse o morir».
Iñaki vuelve la vista hacia lo humilde y se aleja de grandes
superproducciones para tratar temas que nos afecta a todos. Aquí hay que distanciarse de lo urbano para volver a los orígenes y, sin
lugar a dudas, meter las manos en el lodo para plantear esta disyuntiva. Aun
así, los que no quieran pensar en ello, se encontrarán con una cinta con
suspense suficiente para mantener la atención durante su visionado.
El lodo se estrenará en los cines el próximo 10 de diciembre de
2021. Te gustará si quieres ver una película de intriga y acción que,
además, te deje con un poso de reflexión.