Con un montón de buenos padrinos en producción, como Bowfinger International Pictures, Atresmedia o Movistar+, Santiago Segura vuelve a dirigir una comedia de la que vuelve a recurrir a las cotidianas incidencias familiares, para sacarnos unas buenas carcajadas. Está claro que al director le ha gustado la fórmula desde Padre no hay más que uno y su secuela. Incluso dentro del reparto infantil, repite papel Luna Fulgencio, quien pese a su corta edad, ha brillado en todos sus trabajos.
Dos generaciones y una misión con demasiada responsabilidad
La película relata los infortunios de un aprensivo padre, que debe llevar a su hijo a un campamento en Asturias, además de otras 6 criaturas que otras madres y padres le han encasquetado a Ricardo, el aprensivo padre en cuestión.
Ricardo contaba con el acompañamiento de otra madre «despaching brown», interpretada por Paz Vega, pero ésta al final le envía a Felipe, el abuelo de sus hijos cuya fama de irresponsable le precede. Cuando parece que todo está bien y el tren listo para partir, una avería retrasa su salida y el abuelo Felipe —Leo Harlem— aprovecha el tiempo extra para abordar, tras el caballeresco papel de ofrecer ayuda, a una atractiva joven —Cristina Pedroche—. Felipe, víctima de su habitual nerviosismo, va tras él para que regrese al tren, y sin que ambos se den cuenta, anuncian que la avería está reparada y que ya pueden partir.
En ese momento comienza la odisea y causante principal de la trama: abuelo y padre, padre y abuelo, deben llegar a Asturias antes que los niños y niñas, encontrándose en el camino, todo tipo de situaciones adversas que, aparte de hacernos reír, nos harán dudar de si los dos individuos podrán cumplir su objetivo.
Road movie versus train movie
Tras partir el tren separando a los niños y niñas de los «adultos», la película narra en montaje paralelo, el viaje de los peques en su camarote por un lado, y los desavenidos Ricardo y Felipe por otro. Automáticamente las 2 tramas parecen dividirse en una aventura a lo Solo en casa y otra más estilo Airbag, con un humor más indicado para un público más infantil y para más adulto respectivamente.
La chavalería está feliz de no tener supervisión adulta, extorsionando a Ricardo para mantener su autonomía y libertad si es necesario. Sin embargo, su viaje no será tan grato como esperaban, ya que deberán evitar a un maniático revisor que no parece muy amante de los menores precisamente. Travesuras y gracias de niños y niñas que en la vida real, no nos harían tanta gracia, la verdad, pero en la ficción la fórmula más en público infantil que en el adulto.
Ricardo y Felipe, viajan con otro menor adolescente, sin carteras y con apenas 50 € para poder llegar a la estación de Avilés antes que el tren. Las circunstancias y chistes se tornan en esta parte a un cariz más propia de los «boomers», con una gran presencia de las redes sociales, las tecnologías y reivindicaciones actuales, en contraste con pueblos de la España profunda y la supuesta torpeza de los protagonistas para adaptarse a todas las situaciones que crean.
El ritmo es imparable y solo pasar de una de las tramas a la otra nos da los descansos narrativos que los espectadores necesitamos. A mí particularmente me entretenía más la historia de Ricardo y Felipe y cada vez que se pasa a ver la acción en el tren, me quedaba con las ganas de volver a la historia de los adultos.
Encuentro a Santiago Segura más óptimo en la dirección y planificación que en la interpretación. Tal vez acostumbrada a papeles como Torrente, el personaje de hombre pusilánime, con una amenaza inminente de divorcio —alto totalmente innecesario en la historia, todo sea dicho— e hipocondríaco, o bien no lo termino de ver por la costumbre, o bien él no lo termina de clavar.
Lo contrario me ha transmitido Leo Harlem como Felipe, que se ajusta a las mil maravillas al hombretón machista, carnívoro y cero empático a los movimientos de la sociedad por la inclusión, más preocupado de sus propios intereses y poseer la razón, que del bienestar de su entorno cercano.
En mi costumbre habitual de ver los créditos hasta el final, observé que hay escenas durante y post créditos —que merece la pena quedarse a ver— y que en puestos relevantes en el apartado técnico, están ocupados por mujeres, como en sonido o concretamente, la visual effects supervisor, Carmen García, quien ya tiene experiencia en efectos visuales con películas como Las brujas de Zugarramurdi o Mar Adentro entre otras muchas.
¡A todo tren! Destino Asturias, se estrenará el 8 de julio de 2021 sólo en cines. Si buscáis una comedia entretenida y divertida en el cine, esta película es una buena candidata sobre todo si gustáis de los films de Santiago Segura.