MANEATER – ANÁLISIS EN PS4

Quería devorar hombres hasta saciar mi apetito, quería… ¡Maneater! Seguid leyendo si queréis saber si he acabado satisfecha.

Quien dijo «el mar es tan bello como peligroso», debió decir «hay más sangre en el mar que belleza». Con Maneater vamos a conocer ese lado no turquesa y mundo feliz de coralinas. El juego ofrece una narrativa diferente, un homenaje a cierto clásico del cine y una trama movida por la venganza familiar y el rencor. ¡Casi nada!

Tripwire Interactive en colaboración con Deep Silver y Koch Media, nos traen un título que probablemente vaya a ser de los más originales de este año 2020.

En Maneater nos ponemos en las aletas de ShARkPG, un tiburón que fue arrancado (literalmente) de las tripas de su madre, en el momento en que Pete Scaly, un cazador de tiburones, la abre en canal. No contento con ello, marca a ShARkPG con su machete con la intención de liberarlo y reconocerle cuando crezca.

El pececillo no desaprovechará la oportunidad, ¡no debiste subestimarle Scaly!

A partir de aquí, la cría de escualo deberá aprender a sobrevivir solo, a alimentarse y evolucionar hasta convertirse en un tiburón hecho y derecho, capaz de vengar a su madre. Podríamos clasificar este juego como un RPG tipo hack&slash en aguas abiertas que comprenden 7 áreas llenas de playas, muelles, costas y el propio océano.

Para guiarnos en la vendetta, disponemos de un completo menú en el que podremos consultar las misiones, el mapa, las habilidades del escualo y hasta una lista completa de los bosses, o más bien cazadores a los que  hay que enfrentarse. Vamos, que en lo que respecta a las fases, el menú es un spoiler full. A medida que seamos nos comamos más humanos, nuestro nivel de infamia crecerá y por cada nivel aparecerá un nuevo cazador que querrá nuestra cabeza. Eliminar a estos cazadores nos otorgará una serie de recompensas, no sólo a nivel de proteínas para nuestro escualo, sino también de habilidades para mejorarlo.

Cada una de estas áreas tendrá una serie de misiones que se repetirán a lo largo del juego. En todas las áreas tendremos que completar una serie de misiones principales consistentes en aniquilar una cierta cantidad de humanos, reducir la población de cierta especie, llegar a un cierto nivel para poder avanzar a la siguiente zona y eliminar al animal alfa de la zona como por ejemplo un caimán o un tiburón.

Cada zona tendrá diferentes especies de la fauna marina. Algunas serán pacificas y serán un alimento fácil para recobrar fuerzas como el mero o la caballa, pero otras nos atacarán sin más por el simple hecho de pasar a su lado, no saben con quién están jugando XD

Para desplazarnos, además de contar con un detallado mapa, será posible teletransportarnos entre las cuevas que encontremos en cada zona. Por sorprendente que sea, ShARkPG no es muy rápido buceando, resulta bastante lento y sólo cuando nada a ras de la superficie o salta sobre tierra, tiene bastante velocidad. El juego invita a explorar, a escrutar cada recoveco, ya sea un pantano, la playa de un barrio adinerado o el océano. A medida que se completen misiones o ShARkPG se alimente, se obtendrán diferentes tipos de nutrientes como adn si son los humanos nuestras víctimas, proteínas, minerales o elementos radioactivos, que servirán para subir de nivel, que se traduce en que el tiburón crece pasando de cría a adolescente, adulto y finalmente, viejo.

La evolución de ShARkPG se divide en varios aspectos, cada uno de los cuales se puede potenciar para aumentar de categoría consumiendo nutrientes.  En la contra jugable, diremos que durante las batallas se echa de menos poder fijar el objetivo, hay muchos mordiscos que se hacen al aire o depende de la potra que los colmillos acaben desgarrando la carne del enemigo.

Tampoco es muy agradable, aunque sea posible teletransportarse, tener que ir a una cueva sí o sí para evolucionar a ShARkPG. Entiendo que si estamos en plena batalla no se pueda hacer, pero estando en calma, no hay ninguna diferencia entre estar en cualquier agua que dentro de la cueva. Básicamente, es una pérdida de tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta que los tiempos de carga no son muy rápidos.

Tengo un sabor agridulce con los gráficos. Por un lado, el juego ofrece espectaculares y bellos paisajes tanto submarinos como exteriores, con ciclos de día y noche. Por otro, los personajes humanos tienen un modelado y una animación muy simple. Es cierto que los pobrecitos míos, son carne de tiburón y no sirven para nada más, pero los principales tienen peso en la trama y al menos con ellos, hubiera merecido la pena dedicarle un poco más de recursos.

Hasta la sincronización labial falla cuando hay escenas narrativas con humanos. No obstante, es irrisorio que los humanos estén mejor o peor hechos para disfrutar de todos los atractivos que ofrece el juego. Maneater tiene un buen apartado gráfico porque sus escenarios están repletos de detalles y su fauna marina es inmensa y variada.

Siguiendo con las características gráficas, el juego sufre caídas de frames a menudo y las físicas, las colisiones en concreto, no están muy bien definidas, nuestro sharkie atraviesa cables con su cuerpo como si de un ente fantasmal se tratara.

Luces y sobras en general pero la luz vence porque las carencias no impiden disfrutar de la experiencia de juego. Se puede convivir con ello.

Me ha gustado mucho el planteamiento narrativo de Maneater, emula ser un documental sobre el tiburón y otras especies submarinas a lo Jacques Cousteau. En la versión original la voz la pone Chris Parnell, famoso en USA por su intervención en Saturday Night Live y su trabajo en la serie Rick y Morty.

El juego está localizado y doblado al castellano, sin embargo, me ha sorprendido encontrar que la sonorización FX se ha descuidado en este aspecto. Mientras que oímos durante las escenas narrativas voces en español, los gritos de nuestras presas y las amenazas de los cazadores están en inglés. Preparaos para escuchar «Oh my God!» everywhere.

En cuanto a la banda sonora, tiene las melodías a lo documental, cuando todo está en calma y sonidos que advertirán de un cambio o peligro. Aunque todas las composiciones son ideales para el ritmo narrativo, el conjunto en general peca de escaso. No hay un aviso específico por cada amenaza o sonido que distinga cada especie. Si algo se acerca, hasta que no das la vuelta, no se descubrirá qué ser acecha.

Conclusión

Lo mejor