Con la llegada de la nueva generación de consolas, y con dispositivos para sumergirnos de lleno en el juego gracias a la realidad virtual, se le dio una vuelta al género del terror en los videojuegos y a pesar de que éstos nos meten el miedo en el cuerpo, pocos son los que consiguieron transmitirnos la tensión y el miedo que nos generaban los títulos antiguos en los que los ruidos y el subconsciente junto con las cámaras fijas hacían que girar una esquina nos provocara un escalofrío que recorría todo nuestro cuerpo.
Como he dicho, pocos lo consiguieron, pero uno de los que sí lo ha hecho es Injection π23, un juego que sigue el estilo del primer Silent Hill y que os hará saborear la miel de lo que eran los auténticos juegos de terror, así que si estáis list@s vamos a analizar este pedazo de juego en el que su ‘belleza’ radica en su interior como decía la película, así que no lo juzguéis por su aspecto.
Videojuego made in Spain
Antes de comenzar a meterme de lleno en el análisis, me gustaría destacar el gran trabajo que ha realizado el estudio español Abramelin Games, un estudio independiente creado en 2010 por José Antonio Muriel, compositor y desarrollador autodidacta con persos juegos y proyectos a sus espaldas y que lleva desde finales de 2014 desarrollando Injection π23 junto a varios colaboradores: Francisco Javier Tejada, programador; Danilo ‘Do Burundanga’, artista 2D; LightBug: ayuda y guía en optimización; y Javier Muriel, tester.
El juego ha sido creado dentro de PlayStation Talents Games Camp Málaga, una de las aceleradoras de contenidos que el programa de apoyo al desarrollo local PlayStation Talents tiene en nuestro país. Lo que demuestra del gran talento que tenemos en España y dentro de este tipo de programas que tantos buenos juegos nos han estado dando últimamente como Effie o Submersed.
¿Un lugar llamado… Silent Hill?
No, un lugar llamado Málaga y es que Injection Pi23 se desarrolla en un pequeño pueblo de la ciudad andaluza en la que nuestro protagonista será una persona solitaria que se ha ido alejando poco a poco de la sociedad, refugiándose en el cariño de su mejor amigo, su perro Joy.
Tiene problemas para afrontar el día a día con normalidad y relacionarse con las personas, y se culpa a sí mismo por esta situación. La historia es críptica, desordenada y fragmentada dando lugar a persas teorías o interpretaciones.Comenzaremos nuestra andadura tras despertar al lado de un autobús en llamas en un lugar totalmente desangelado, plagado de portales con el número 23 y donde no se verá ni un alma por la calle, ¿o sí? Iremos recorriendo el pueblo hasta que nos encontremos con algo que nos llamará la atención y… Hasta aquí puedo leer porque es un juego en el que la historia es mejor que la descubráis vosotr@s mism@s.
¿Cómo es Injection Pi 23?
El juego es un auténtico survival horror de pura cepa, un juego para los amantes de terror clásico a quienes no les dejará indiferentes. Está influenciado por los grandes y eso se nota desde los primeros compases de juego. El equipo de desarrollo del juego ha sido muy pequeño y se pone de manifiesto en el control del personaje cuyos movimientos son algo toscos y en algunas ocasiones nos impiden realizar alguna que otra acción. Nuestro protagonista podrá andar, correr, saltar y agacharse para poder hacer uso del sigilo, una acción bastante socorrida y que nos será de utilidad en infinidad de ocasiones.
El primer capítulo del juego es como una mini guía de lo que está por venir. Injection Pi23 es difícil y no nos guía en ningún momento, será nuestra pericia la que nos hará ir descubriendo lugares y objetos para poder avanzar en la historia.
Dispondremos de una barra de vida y otra de resistencia representados con cables de electricidad, a lo que más tarde se unirá la duración de la linterna, nuestra mejor amiga en el juego. También se nos muestra un icono a modo de altavoz que nos indicará el ruido que hacemos y en función del cual seremos percibidos por los enemigos, de hecho, emitirá un sonido a través del mando que os recordará mucho a la vieja radio de Silent Hill.
El menú nos muestra un mapa con las diferentes zonas del lugar, los puntos de interés, las notas, caminos cerrados, los puntos de guardado… En mi opinión, el mapa está bien para saber qué hay, pero al no disponer de una ubicación de nuestro personaje puede que nos resulte un poco lioso orientarnos, pero bueno, mejor eso que pagar sin nada.
También nos permite volver a revisar las pistas que hemos encontrado y hacer uso de los objetos, combinándolos o examinándolos por si les podemos encontrar algún uso extra. Los objetos como habréis intuido son muy importantes, de hecho hay un par de ellos que son imprescindibles si queremos guardar la partida, ya que tendremos que hacer uso de espinas de rosas, agua bendita y una corona de espinas, ahora, cómo consigáis la corona es cosa vuestra pero os diré que no hay en el juego y ésta es la única pista que os daré sobre él.
Es muy importante el uso que hagáis de los recursos porque son limitados y si os atrevéis a jugar en el modo pesadilla ya os aviso que el juego sólo os permite guardar una vez en cada punto de guardado, los cuales, se suelen encontrar al principio y al final de cada nivel.
Injection Pi23 cuenta con un sistema de cámaras para todos los gustos, seleccionables desde el botón direccional del mando de PlayStation 4 podremos elegir la cámara en primera persona, tercera persona, más cerca, más lejos… O qué tal unas cámaras fijas para tener esa sensación de indefensión que no nos permita saber qué hay a la vuelta de la esquina.
También se pueden utilizar las funciones del mando como el giroscopio para examinar los objetos y resolver algún puzzle, además, la barra luminosa se puede configurar de tres maneras distintas que nos indiquen la salud, que detecten a los enemigos o que nos sirva para buscar llaves cuando estamos cerca de un objeto valioso. Como veis, el juego cuenta con todos los ingredientes para convertirlo en un juego de culto en el género.
En cuanto a los enemigos su encanto radica en su original diseño, ya que la inteligencia artificial a veces es algo torpona. Los enemigos estarán pululando por el área y otras veces habrá como un vídeo introductorio con un zoom sobre él. Habrá ocasiones en las que la mejor solución será salir por patas, otras pasar totalmente inadvertido y otras usar las armas. La verdad es que el diseño es muy creepy y nos genera tensión aunque únicamente nos persiga el bicho, pero consigue su objetivo y con eso nos damos más que por satisfechas.
Me he dejado la mejor parte para el final y es que los puzzles del juego me han parecido sublimes. En un juego de este tipo la exploración es primordial y conseguir notas y pistas se hace algo indispensable si queremos resolver los puzzles dándole un poco al coco. Algunos nos harán alternar entre el tipo de cámaras si queremos dar con la solución y otros incluso buscar información sobre los dioses egipcios para poder abrir habitaciones, lo que sí que será imprescindible es coger lápiz y papel y ponernos a resolver acertijos, algo que me encanta y que este juego ha conseguido que vuelva a hacer.
¿Te quedas con ganas de más?
Injection Pi23 es un título que da para mucho y es que aunque os terminéis el juego seguro que os quedáis con ganas de descubrir más secretos, de hecho, los coleccionables estarán disponibles únicamente en el modo de dificultad difícil y pesadilla. Estos coleccionables revelarán códigos QR que desbloquearán contenido externo y como habréis supuesto, para terminar el juego al 100% será necesario hacer uso de la aplicación del móvil para leer estos códigos y desbloquear los contenidos con ‘ExtensionPi’ (la pega que tenemos aquí es que sólo está disponible para Android).
Además, también podremos hacer uso del micrófono para resolver acertijos y desbloquear objetos especiales, esto nos permitirá también invocar demonios. Como hemos mencionado antes, los nuevos niveles de dificultad (difícil y pesadilla) no solo nos pondrán las cosas más difíciles con más enemigos, sino que también aparecerán nuevos puzzles, habitaciones secretas y la posibilidad de obtener hasta 3 finales distintos. Por si todo esto no fuera poco y queréis despejar la mente un rato de tanto acertijo, también dispone de un modo oleada.
Apartado gráfico y sonoro
Este punto es el más débil del juego, pero tenemos que tener en cuenta las limitaciones del equipo de desarrollo. Tanto los modelados como las animaciones son bastante simples, pero cumplen y no estropean para nada la experiencia de juego en la que el survival horror es el principal protagonista.
En cuanto al apartado sonoro he de decir que los sonidos FX están conseguidos y te meten en la situación, pero hay situaciones en las que las melodías pueden resultar algo molestas si no consigues resolver el puzzle. En general, cumple con lo que se espera.
Conclusión
Injection Pi23 es un juego de la vieja escuela, con todos los ingredientes necesarios en cualquier buen survival horror que se precie supervivencia, terror, objetos limitados, tensión… Sin duda y a pesar de sus limitaciones técnicas, nos encontramos con uno de los mejores juegos hasta la fecha de la actual generación. También destaca su excelente doblaje al castellano, algo digno de mención en un juego de esta características.
Este juego supondrá un auténtico reto para los cazadores de platino dada su elevada dificultad y su gran contenido oculto, por lo que completarlo al 100% es altamente improbable, ¿podrás conseguirlo? Tener todo desbloqueado nos llevará unas 60 horas, aunque la primera vez que lo juegues no te llevará más de 20-22 horas.
Injection π23 ya está a la venta en formato digital en PlayStation Store a un precio de 9,99 euros y PEGI 18.
Lo mejor
- Survival horror auténtico.
- Puzzles que te harán devanarte los sesos.
- Sistema de cámaras variado.
- Multitud de contenido extra.
- Enemigos con diseños muy originales.
- Doblaje al castellano.
Lo peor
- Modelados y animaciones limitadas.
- Subtítulos muy pequeños y con la banda negra demasiado ancha.
- Controles algo toscos.
Sobre el Survival Horror
Disculpad que irrumpa en este análisis que escribe y firma Estela. Soy Marigones y quería dejar unas palabras antes de que os despidáis de Injection π23.
Como sabréis (si no pues os enteráis ahora), soy una gran aficionada a los videojuegos del género survival horror. Cuando pensé que los videojuegos fueron una etapa de mi infancia, llegaron los juegos de terror de los 90 para demostrarme que nunca me voy a poder desprender de esta afición.
Obras maestras como Resident Evil, Silent Hill, Parasite Eve, Dino Crisis, Alone in the Dark, Koudelka, Clock Tower… y para este análisis, voy a evocar los dos primeros, las sagas de Resident Evil y Silent Hill. En los 90 éramos tan capaces de excitarnos con dos cubos que conformaban una sexy Lara Croft como de morir de terror por otros dos cubos que representaban un zombi o un niño con pinzas.
Aquella era una etapa en la que una jugabilidad tosca formaba parte del «sobrevivir», en que un tiempo de carga representado por una puerta abriéndose nos dejaba en tensión por el peligro que podría aparecer a continuación (o no, pero te has hecho caquita igualmente) y en el que los planos fijos, producto de las limitaciones tecnológicas de la época, proporcionaban la mayor inmersión en un juego de terror que hayamos vivido hasta hoy día.
Sí, sí. Hasta hoy día. Porque se ha vuelto a los orígenes del terror en muchas ocasiones (véase Resident Evil 2 remake), se ha reinventado el género y nos han vuelto a asustar de una y mil maneras pero, ¿cuántos han vuelto a utilizar una cámara fija para producir un estado de pánico en quien juega porque oye ruidos, no sabe qué es, y debe seguir avanzando?
¿Os acordáis de cuando en Resident Evil se entraba en una habitación y se oían a los zombis pero no se ignoraba cuántos eran y cuánto de lejos estaban? ¿Y qué me decís de aquellas pisadas o aullidos que parecían seguirte y a la vez estar lejos pero al acecho cuando se caminaba por senderos o largos pasillos en Silent Hill?
Gracias a Injection π23 he podido rememorar esa sensación de no saber con qué me voy a encontrar y con qué me voy a defender. He vuelto a sentir esa angustiosa sensación de no saber si me estoy volviendo loca (espera no, el personaje está volviéndose loco, no yo), de no querer volver a jugar y no querer soltar el mando tampoco. Y para culminar, he vuelto a sacar papel y lápiz para anotar o pensar en cómo resolver un puzle.
Gracias Abramelin Games. Gracias por este viaje al pasado.
Si te gusta el juego y estás pensando en comprarlo, te dejamos un enlace donde poder hacerlo.