Ya ha salido The Champions’ Ballad, la segunda entrega de DLC de Zelda: Breath of the Wild y hemos podido jugarlo entero.
Como ya sabéis, esta es la última parte del pase de temporada que Nintendo vende en la eShop por 19,99€ para Zelda: Breath of the Wild. Esta entrega se llama The Champions’ Ballad (la balada de los elegidos) y se centra en la historia de los 4 elegidos que la princesa Zelda reclutó para ayudarla en su misión de derrotar a Calamity Ganon.
Estos 4 elegidos son:
– Urbosa, de la tribu de los Gerudo.
– Daruk, de la tribu de los Goron.
– Revali, de la tribu de los Rito.
– Mipha, de la tribu de los Zora.
La misión inicial nos llevará de vuelta al Shrine of Resurrection donde conseguiremos un nuevo arma muy curiosa, que nos quitará toda la vida menos un cuarto de corazón, pero que a cambio derrota a los enemigos de un solo golpe.
Una vez conseguida, tendremos que pasar una prueba en la que en la llanura del principio, iremos a varios campamentos enemigos donde tendremos que derrotar a todos los enemigos. No es tarea fácil ya que en algunos de ellos hay un gran número de arqueros y proyectiles y todo te mata de un golpe. Personalmente encontré la mejor forma haciéndolo de noche con el traje de sigilo, con el que podía esconderme más fácilmente y derrotar enemigos con el arco.
Cuando hayamos terminado la prueba, devolveremos el arma, recuperaremos la vida entera y emergerán cuatro losas de piedra cerca de las bestias divinas que nos llevarán a consecuentes pruebas. Nuestro amigo Kass con su acordeón nos cantará una canción relacionada con cada elegido que desvelará que tipo de pruebas deberemos pasar.
En estos monolitos tendremos fotografías de localizaciones alrededor de las bestias divinas que nos darán una pista sobre a dónde tenemos que ir y descubriremos pruebas cuando lleguemos al punto clave.
Estas pruebas, la verdad que me decepcionaron un poco. Se vuelven bastante rutinarias ya que son cosas como derrota enemigos, haz carreras a través de anillos de luz o cosas del estilo. La cosa se pone más interesante después, ya que cada vez que completas una prueba, sale un nuevo templo al estilo de los 120 que ya venían en el juego y que son tremendamente divertidos.
Al terminar las 3 pruebas volveremos a la bestia divina pertinente y viviremos un momento Flashback en el que nos enfrentaremos, de nuevo, al Ganon de turno que ya tuvimos que derrotar en su momento al hacer la mazmorra durante el propio juego.
Habiendo derrotado a cada Ganon, desbloquearemos una mejora de las habilidades relacionadas con los elegidos, que ahora recargarán en menos tiempo y lucirán un «+» en su descripción. Todo lo que sea que me permita utilizar estos poderes más a menudo, bienvenido sea.
La mayor gracia es que una vez hayamos completado cada parte, se van desbloqueando memorias de cómo Zelda pidió ayuda a cada elegido y esas escenas merecen mucho la pena.
Una vez hayamos completado las pruebas relacionadas con las 4 bestias, volveremos al Shrine of Resurrection y nos pedirán que introduzcamos la tableta Sheikah en el pedestal de nuevo, activando un ascensor que nos llevará a una nueva mazmorra.
La mazmorra está bastante bien, pero en la línea de las otras que incluye el juego, peca de ser demasiado corta y fácil. Tiene 4 áreas, cada una dedicada a un elemento (fuego, viento, agua y tierra) que se solucionan en cuestión de menos de una hora.
Al terminarla, abriremos el camino al jefe final que no es otro que el monje que nos ha estado guiando durante toda la prueba, llamado Maz Koshia.
Esta batalla está muy divertida ya que tiene tres fases, y el monje tiene habilidades como teletransporte, clonarse a si mismo y ataques de área muy vistosos. No es una pelea complicada si como yo teníais absolutamente todo el equipo subido al máximo, pero entretenida es seguro.
Al derrotar a este último enemigo, conseguiremos un increíble premio, una moto hecha al estilo de los guardianes que nos servirá para recorrer Hyrule a toda pastilla.
Tras recibirla, nos mostrarán un último recuerdo de cómo los 4 elegidos llegan al castillo de Hyrule, donde el Rey les nombra guardianes de Zelda y donde los cuatro se sacan una emotiva fotografía de equipo.
La verdad es que el contenido de este DLC es un poco decepcionante, ya que han dejado pasar la oportunidad de hacernos por ejemplo, revivir la historia de los elegidos pudiendo manejar a cada uno de ellos aunque fuese en flashbacks o pruebas imaginarias, pero siendo Zelda: Breath of the Wild un juegazo de tal calibre, cualquier excusa para volver a jugarlo y rascar unas horas más de juego es buena.
Para culminar este DLC, incluye varias piezas de equipo contenidas en cofres que deberemos encontrar.
– Set de Phantom Ganon (Ocarina of Time)
– Casco de Zant (Twilight Princess)
– Camiseta de langosta (Wind Waker)
– Casco de Rovio (A Link Between Worlds)
– Set de Royal Guard (Breath of the Wild)
Además se incluye una silla de montar para el caballo que nos permitirá llamarle desde cualquier punto del mapa aunque no este cerca, pero la verdad no le veo la utilidad teniendo ya la moto.
Zelda: Breath of the Wild se ha llevado el premio de mejor juego del año, y si lo hubiera tendría que llevarse el de juego de la década y del siglo. Es una absoluta obra de arte y aunque objetivamente este DLC no es todo lo interesante que podría haber sido, cualquier excusa es buena para revisitarlo y se lo recomiendo a todos los fans de este juegazo.