Es el 25 aniversario de Pokémon y hoy os traigo un
reportaje en el que os hablaré sobre cómo ha evolucionando la relación entre
el entrenador
y
sus
pokémon. Para ello, hablaré de cómo, con el tiempo, se han implementado nuevas
mecánicas, que han hecho que les vayamos cogiendo más cariño a los monstruos
de bolsillo y que no se queden en «solamente es un juego.» Planteando una
perspectiva generacional en la que pasaremos de lo frío que podía
resultar al principio, hasta cómo es a día de hoy en la
octava generación.
Dicho esto, ¿me acompañáis en este viaje de nostalgia con nuestros compañeros
pokémon?
Primera generación
Era el año 1996, el inicio de la nostalgia. Pokémon empezaba sin saber que se iba a
convertir en una de las franquicias más importantes de videojuegos. Por aquel
entonces, se iniciaban los títulos Rojo y Azul (Verde
para nuestros amigos japoneses). En ellos, nuestro rol de entrenador se desenvolvía básicamente como el de un
domador y cuidador de bestias, ya que, solo teníamos que combatir con ellos para que evolucionaran
(salvando las excepciones con aquellos que necesitan de piedras o
intercambios) y obtener nuestro objetivo. Sin embargo, era increíble.
Todos le cogíamos cariño a uno o
más de nuestros monstruos en la aventura, a pesar de lo mecánico que
resultaba. La relación entrenador-pokémon empezaba con buen pie.
El inicio de la aventura. La primera decisión difícil que debemos
tomar. (Bueno para mí no. Cogí a Charmander y lo volvería a hacer) |
Dos años después llegó Pokémon Amarillo, un juego casi idéntico a los
anteriores, pero que tenía una particularidad y era que
irías acompañado durante toda la aventura de un Pikachu, el cual sería
tu Pokémon inicial. Obviamente, esto fue una estrategia de Game Freak o
Nintendo para aprovecharse del éxito garrafal que estaba teniendo el anime.
Sin embargo, lo importante aquí es que
se introduce por primera vez el concepto de la amistad con los pokémon,
aunque no en el sentido en el que lo conocemos a día de hoy.
El único pokémon que tenía amistad era el Pikachu en cuestión, que
llevábamos desde el inicio. Nos seguía a todos lados, siendo la primera vez
que nos acompañaba un pokémon fuera de su Pokéball, lo que hacía que le
cogiéramos aún más cariño. Además,
podíamos interactuar con él para saber si estaba triste o
contento, siendo un elemento indispensable para conseguir a Bulbasaur.
Al final, gracias al tan criticado
anime, se asentaron las bases reales de la que sería la relación de afecto que
sopesaríamos hacia nuestros pixelados amigos.
Segunda generación
La segunda generación destaca por un aspecto importante y que es justo del que
os acabo de hablar: la implementación de la amistad en toda regla.
Ahora todos los pokémon tendrían un grado de amistad,
que variaría según cómo los cuidáramos. No se basaba sólo en combatir
con ellos y evitar que se debilitaran, sino que su grado de amistad también
dependía de cómo los alimentáramos, quien lleváramos en primer lugar o si los
mimábamos. Con mimarlos, me refiero a llevarlos con Dalia (la hermana de Azul)
para que les lavara el pelo o contratar a los peluqueros para que se lo
arreglaran. Pequeñas muestras de afecto para que nuestro Pokémon se sintieran
bien.
Aquí tenéis a la hermana de Azul en Pokémon Cristal |
También vinieron un nuevo conjunto de especies conocidas como los
pokémon bebé, los cuales, no se podían capturar salvajes, sino que se
debían cuidar desde que eran un huevo, lo que nos hacía tomarles aún más
cariño, puesto que,
los
criaríamos desde su nacimiento. De hecho, estos pequeños junto con las nuevas eeveevoluciones,
evolucionarían por amistad. Espeon y Umbreon se volvieron muy queridos y a día
de hoy mucha gente seguro que os pueden contar los maravillosos recuerdos que
guardan de ellos.
También se introdujeron los pokémon variocolor o shiny, pero que hasta
generaciones posteriores, mucha gente no conoció por su ínfimo ratio de
aparición. Lo importante aquí es que, si conseguías uno, ahí sí que le ibas a
pillar mucho cariño a ese pokémon. Sería tu estrella, tu as en la manga, El
Pokémon. Da igual que fuera un Sunkern, el peor de todos (lo sigue siendo).
También hay algunas personas tontas de remate (sí, estoy hablando de mí)
que apagaron la consola nada más ver uno porque se pensaban que era un bug
del juego (En serio, ¿qué me pasaba? XD).
Tercera generación
Pokémon Ruby, Zafiro y Esmeralda,
la generación de los
villanos
tarados, que fue, sin duda, una auténtica innovación para pokémon. Pasábamos a una
nueva consola de Nintendo
y por ello, un amplio repertorio de posibilidades se expandía.
Todo había cobrado una mejor apariencia. El mundo era mucho más
colorido, los efectos visuales eran mejores, los modelados estaban más
definidos y sobre todo, los pokémon tenían su propio sprite cuando los
veíamos por el mundo, en el PC y especialmente en nuestro equipo. Ahora sí,
ese pokémon al que le habíamos puesto un mote y que nos llevaba acompañando
desde X momento, era único y diferente a los demás en cualquier contexto.
Esta es la nueva variante de tipos para los movimientos, adaptada a los concursos pokémon. Esto hacía que nos preocupáramos aún más de lo que llevaba nuestro pokémon |
Se introdujo una mecánica que la odias o la amas, no hay término medio.
Los Concursos Pokémon eran la novedad. Era la primera vez que
podíamos hacer una actividad alternativa a los combates y que fuera común y
fácil de acceder a ella. Diversos centros de concursos se extendían por la
región Hoenn. A ellos llevábamos a nuestros pokémon con el fin de que
consiguieran una cinta, haciendo un espectáculo con sus ataques. Para ello
debíamos cuidarlos al máximo, dándoles pokécubos que nosotros creábamos y
currárnoslo para que lucieran bien durante los certámenes. Ver a nuestro amigo
con una cinta nos llenaba de orgullo y hacía que le cogiéramos aún más cariño.
Cuarta generación
Saltamos a la cuarta generación, amada por muchos y odiada por otros tantos
(puristas que creen que es el inicio del declive de Pokémon…). Se trajeron
muchas cosas nuevas, siendo la más destacable
la división de movimientos físico y especial, lo que
hizo que muchos pokémon fuera más viables y que por ello, tuviéramos
más opciones. Pudiendo disfrutar de más especies y entablar una relación
entrenador-pokémon que no exploramos en pasadas generaciones por su
inviabilidad.
Aquí los concursos se mantienen, pero pasaron a llamarse
Super Concursos. Se volvieron más largos, gracias a que el propio
evento tenía dos fases nuevas previas a la exposición de movimientos. La
primera se basa ponerles sus
mejores ropas
y que ellos se exhiban, mientras que la segunda es una competencia de baile.
Los concursos se volvían más emocionantes y
hacían que nos ilusionáramos viendo a nuestro Pokémon, vestido de forma curiosa y bailando al ritmo de una canción. En parte se
debe nuevamente al anime, que gustó con las competencias en las que
participaban Aura/May y Jessie.
Volver a ver Aura/May en el anime de Sinnoh para una nueva competencia y ver todo lo que había evolucionado, fue increíble |
Hay que añadirle al tema mencionado dos pequeñas adiciones. Se sustituyen los
pokécubos por pokochos, unos bizcochitos por los que nuestros pokémon
se ilusionaban y que haríamos a través de un minijuego mucho más divertido. Lo
segundo es la posibilidad de decorar las Pokéballs para que cuando
salgan de ellas, lo hagan entre luces y letras (recuerdo pasarme tardes
enteras atrapando cada unkown para que me dieran la pegatina de la letra
correspondiente y que cuando mis pokémon salieran, apareciera su nombre).
Como punto adicional, se dio preevoluciones y
evoluciones a pokémon de primera, segunda y
tercera generación, fomentando el
proceso la crianza, a la par que la
nostalgia, al ver otras fases de nuestros pokémon más queridos. Un ejemplo es
Budew, que es una preevolución de Roselia, que a su vez
evoluciona en Roserade, teniendo que capturar al primero casi al inicio
del juego, cuidarlo para que evolucione por amistad y luego conseguir una
piedra día para que llegue a la fase final.
Termino con la Plaza Amistad, un lugar donde podíamos ir con
determinados Pokémon y que nos acompañaran fuera de su pokeball durante un
rato. Lo que no sabíamos, es que era el preludio de la mecánica más querida la
saga. Llegaron los remakes de Johto con dicha mecánica, pero a lo largo de
toda la aventura, recuperando lo que ocurría en Pokémon Amarillo, viajaríamos
con nuestro
compañero
pokémon fuera de su Pokéball. Lo único que teníamos que hacer era poner al
elegido en el primer puesto (en cierto modo esto refuerza la idea de uno de
los métodos para subir amistad, que es andar 256 pasos con un pokémon en el
primer puesto de nuestro equipo).
Este momento en el que el personaje se movía y veías que tu inicial salía de su pokeball… Pura ilusión y nostalgia |
Quinta generación
Voy a ser claro,
esta generación no sirvió para nada del tema del os hablo hoy.
¿Por qué? ¿No hubo nuevas mecánicas? ¿No afianzaron las relaciones con los
pokémon? Pues nada que ver con eso. Se debe a que la quinta generación ha sido
hasta la fecha
la generación más
odiada
de todas en lo que se refiere a su lanzamiento. Si bien, a día de hoy, es muy querida entre el fandom (yo como uno de sus
adoradores), la aversión inicial por parte de los jugadores, impidió que se
disfrutarán de cualquiera de sus mecánicas,
fracasando
en parte de su cometido.
Sexta generación
Pokémon X e Y son los juegos que marcaron un antes y un después en la
saga, debido a la evolución gráfica que sufrió. Siguiendo paralelamente
lo que os comentaba en la tercera generación,
el cambio del 2D al 3D implicó un aumento hacia el cariño que les
procesábamos a nuestros monstruos de bolsillo. No lo podíamos creer. Por fin el 3D en las consolas portátiles (recordamos
que ya pudimos verlos así en Pokémon Stadium o
Pokémon Snap de
Nintendo 64). Ahora sí que podíamos verlos en todo su esplendor y, si bien, hubo gente
que no estuvo contenta con ello (que raro…), la mayoría lo adoramos. Ahora
sabríamos cómo son de verdad. Pequeños detalles en sus diseños que ni el anime
nos había mostrado, se nos revelaban,
Se incluyeron dos nuevos minijuegos que conllevaban ciertas ventajas para
nuestros amigos. El primero era el Poké Recreo, que es una de las
mejores ideas que han tenido y que ha ido en evolución. Teníamos una pequeña
zona donde cuidaríamos a nuestros pokémon
y aumentaríamos su nivel de afecto (distinto de amistad).
Lo mejor era poder darles dulces, ver cómo se los comían y sonreían
feliz (era una ternura). Además,
los niveles altos de afecto tenían efectos positivos en combate, como
evitar que un Pokémon se debilitara. Un ejemplo «Greninja aguanta el tipo para
mostrar a Chicas Gamers de lo que es capaz.» También servía para evolucionar a
Eevee en Sylveon.
Por otro lado, enfatizando el competitivo que llevaba ya unos años siendo
especialmente popular (quinta generación fue un hito en el competitivo
pokémon), se implementó el Superentrenamiento, que servía para aumentar
los EVs de nuestro pokémon. Ciertamente, era más lento que las hordas pokémon,
pero mucho más entretenido. En ellos, tenías que derrotar al globo de un
pokémon a balonazos con el que quisieras mejorar, mientras evitabas los
ataques que el primero te lanzaba. Según como lo hubieras hecho, los EVs
aumentaban más o menos, además de que te daban sacos de boxeo para subirlos
aún más. Incluso en algo tan frío como el competitivo,
procesábamos afecto por nuestro pokémon viendo como se hacía más
fuertes.
Los remakes Ruby Omega y Zafiro Alfa no aportaron mucho al tema de este
reportaje, fuera de añadir más nostalgia. Y ya que hablamos de nostalgia,
hablemos de una de las cosas favoritas del fandom, las megaevoluciones.
A través de una megapiedra y un mega-aro, ciertas especies tenían una
evolución temporal que duraba el combate o hasta que fuera derrotados.
Esto aportó aún más cariño a viejas especies
como Absol, Ampharos o los iniciales y
dársela a algunos
olvidados
como Bannete (este pokémon solo era llamativo por su
oscura historia), Mawile o Lopunny (a éste sí le querían, pero otras cosas turbias…).
Séptima generación
Encadenamos con su predecesora a través del Poké Relax, una evolución
del Poké Recreo, pero con las opciones extra de poder acicalarlos y curarlos
de problemas de estado, lo que indicaba hacia a una relación más cercana al
preocuparnos por ellos y por salud. En caso de querer, también podíamos usar
el Fotoclub de Alola (Ultrasol y Ultraluna) para hacernos fotos guays con nuestros amigos, poniendo
posturitas y decorándolas. Era algo muy secundario, pero que enternecía mucho
hacerlo.
Las fotos con el Fotoclub eran realmente chulas |
Además, para los que estuvieran en el PC, se incluyó la nueva función del
Poké Resort. Un lugar donde los pokémon que no fueran en nuestro
equipo, podrían disfrutar y hacer todo tipo de trabajos. En un principio solo
tendríamos una zona, pero con el tiempo, podríamos conseguir más. Cada una
tenía una función y en ella trabajaban los pokémon capturados, ya fuera la
recogida de Pokéhabas, cultivo de bayas, minería, creación de bebidas o
producción de huevos.
ACLARACIÓN: Fuera de parecer una tierra esclavista, se planteaba, como bien dice su nombre, como un Resort, pero en el que se podían hacer los trabajos. Por ejemplo, la producción de huevos era a través de un balneario en el que se relajaban.
Se introduce un aspecto que se llevaba años de años pidiendo: una
alternativa a las MOs. Era terrible tener que ensuciar a uno de
nuestros compañeros con una MO (Máquina oculta casi imposible de eliminar) mala como Corte o Destello, así que, acabábamos
por tener una prostituta MO (Sí, para los que no
estéis muy metidos en la saga, se le llama popularmente así a un pokémon que
llevas solo para usar MOs). Entonces las MOs pasaron a ser MTs (maquina técnica que se puede eliminar fácilmente) y se
sustituyeron por Pokémonturas, pokémon situados en zonas específicas que
harían su misma función.
Por último, en Sol y Luna, también se implementaron los Movimientos Z.
Un movimiento realizable una vez por combate y que se basaba en que nuestro
protagonista hacía una serie de gestos con los que le daba energía al pokémon,
para convertir uno de sus ataques es un Movimiento Z. Aquí vemos que estos
simbolizan la sincronía y amistad entre el entrenador y el pokémon.
Bewear con Ráfaga Demoledora fue uno de los Movimientos Z presentados en el tráiler de Sol y Luna |
Ciertamente, debería hablar de
Pokémon
Let’s Go! Pikachu & Eevee, pero aquí hay un conflicto. En un bando está que son juegos nostálgicos,
que nos permitían caminar con todos los pokémon de primera generación y
sus versiones alola con los gráficos 3D, pero en el bando opuesto, está que
muchas personas (entre las que me incluyo) estábamos y estamos hartos del
bombo y el platillo que se le ha dado a la generación original, haciendo que
el juego perdiera mucho interés entre los fans. Aun así, se sitúan en el
puesto número 12 en la lista de juegos más vendidos de Pokémon. Fuera de lo
dicho, remarcaría que se explota la amistad con Pikachu o
Eevee de forma más cercana y única, similar a lo que ocurría en
Pokémon Amarillo.
Octava generación
Espada y Escudo son últimos juegos de la línea principal sacados hasta la fecha. La octava
generación ha sido muy criticada y aun así, ha gustado mucho a los fans,
situándola como la tercera más vendida hasta la fecha. Para estos títulos se
eliminó por completo el Poké Recreo/Relax para dar pie a algo mucho más
grande, los Poké Campamentos. Son tiendas de campaña que podemos
poner en cualquier parte y con las que
todo nuestro equipo sale de su Poké Ball
para descansar en el recinto próximo.
Tras montarlo, tenemos varias opciones mientras
los pokémon interaccionan entre ellos. Es muy gracioso verles
interactuar, porque a veces juegan, se enfadan e incluso más de uno se lleva
un disgusto (no os digo la penita que da ver a un Sobble triste). Lo bueno
aquí, es que podemos hablar con ellos, jugar e
incluso darles de comer. A la hora de jugar, podemos sacar distintas pelotas o un palo con un trocito
tela con el que se vuelven locos.
Sin embargo, lo genial es cocinar. Podemos hacer únicamente curry,
pero muchos tipos: Curry a la marinera, con legumbre, con pan tostado,
con pasta, a las finas hierbas, con manzana, etc. Y cada plato tiene un gusto
entre picante, amargo, ácido, seco o dulce, dependiendo de lo sabores de las
bayas que hayamos usado, al igual que pasaba con los Poké Cubos y Pokochos. Lo
mejor llega ahora, se ve el plano y luego como tú con el primer pokémon de tu
equipo,
lo coméis poniendo distintas caras dependiendo de si está más rico o
más horrible. Las escenas son realmente graciosas.
Y hasta aquí hemos llegado. Pokémon ha evolucionado en muchos
aspectos, pero me agrada ver que aquello que nos hacía tanta ilusión de
pequeños, no se ha quedado en el olvido. Nosotros queríamos hacernos amigos de los
pokémon, reírnos con ellos, disfrutar con ellos, correr aventuras con ellos…
Todo muy influenciado por el anime que más de uno nos marcó mucho. Y si bien,
esto sigue siendo un videojuego,
Game Freak ha sabido cómo hacer que la saga evolucione para que cada
vez estemos más cerca de los monstruos de bolsillo.
Y la última imagen de este post, es la escena que a más de uno cuando éramos niños, nos llegó al corazón y nos rompió un poco por dentro |
Dicho esto, me despido. Espero que os haya gustado y también espero vuestras
opiniones en la cajita de comentarios.
¿Estáis satisfechos con la evolución? ¿Opináis distinto? Espero
veros en otro de mis posts de Pokémon.
¡Alola!