Hemos salido de ver Kill Boy (título original Boy Kills World), con Moritz Mohr en la dirección y Arend Remmers al guion, ambos poco conocidos fuera de Alemania, pero que fueron capaces de intrigar a Sam Raimi con un teaser de 5 minutos y que rápido se lanzó a la producción de una película que no va a dejar indiferente a nadie. Os avisamos, si sois amantes del cine francés independiente vais a salir de esta película altamente indignados ya que es una cinta burda, infantil, altamente sangrienta y violenta y sobre todo muy alejada del cine habitual.

¿Os llama la atención? Pues seguid leyendo.

Kill Boy Bill vs the World

Imaginad que cogéis un pote y le echáis una pizca de Kung Fury, un poquito de Scott Pilgrim, una pechá de Kill Bill, un sazonado de Los Juegos del Hambre, un extra de John Wick, un mucho de violencia insolente y una cucharada de Borat, removéis… y ¡Zas! tenéis un Kill Boy calentito y listo para servir. Arriesgado, ¿verdad? ¡Pues sabe de lujo! Pero bueno, vayamos por partes, ¿de qué va Kill Boy? Pues de clichés de las películas de acción de toda la vida, pero con un toque personal que la hace única.

En un mundo postapocalíptico, en un país gobernado por el tiránico clan Van Der Koy (gracias a Dios, no ocurre en los Estados Unidos por una vez) la matriarca Hilda, interpretada por Famke Jannsen (Jean Gray de X-Men), castiga cada año sin piedad a una docena de enemigos públicos que son asesinados en la gala The Culling (El Sacrificio), un evento televisado donde los “elegidos” son masacrados para dar ejemplo a la ciudadanía (¿Hola, es el Capitolio?).

“Es mi turno, Charles”

Hace muchos años, uno de los elegidos para ser sacrificado fue salvado por un misterioso chamán que decidió entrenar al chico (Bill Skarsgård, John Wick 4, IT) y convertirlo en un arma para que se cobrase su justa venganza contra los asesinos de su madre y su hermana. Así, durante una década, entrena al muchacho en las artes marciales, el CQC (combate cuerpo a cuerpo) y el manejo de todo tipo de armas de fuego.

Una vez listo (no) para cobrarse su venganza, el chico se embarca en una sangrienta cruzada que le llevará hasta lo más profundo de la ciudad donde Hilda y los suyos se esconden y manejan a la plebe a su gusto.

Round One, Fight!

Boy (Chico) es sordomudo, de modo que la relación con su entrenador tiránico y despiadado amante de torturar niños (no, en serio, entiendo que quieras crear un arma, pero tener a un chaval muerto de hambre, rompiéndose los puños y las espinillas al puro estilo Van Damme en Contacto Sangriento es de puto psicópata…) se basa en una mera recepción de puñetazos, malos tratos y drogas (que maravilla de cuidador) pero ojo, que al menos le da un diccionario para que lo lea. ¿Puede hablar? No, pero al menos sabe lo que significa “liminal”, quien sabe si algún día necesite usar esa palabra.

¿Pero de qué otra manera puedes crear un arma invencible para cobrarse una venganza personal? Que majo el viejo, que sin preguntarte ni nada te entrena para vengar a tu madre y tu hermana.

Moritz Mohr, director y guionista de la película es un amante de los videojuegos clásicos, las películas coreanas, el anime japonés y las películas de terror y fantasía clásicos, y del gore diría yo también, y todo esto queda plasmado en la locura de película que es Kill Boy, donde la acción y la sangre son grandes protagonistas de la cinta. Muchos la han comparado con Kill Bill, aunque en litros de sangre se queda lejos, sin embargo, en bestialidad y ultraviolencia está muy por encima.

Después de la introducción clásica de las películas de artes marciales, el contexto, el motivo de la venganza, etc. rápidamente el director nos mete en la acción al estilo John Wick aderezado con una pizca de drogas psicodélicas que tanto tiempo ha estado consumiendo Boy durante su entrenamiento. Esto nos lleva a unas escenas de acción altamente ridículas y sangrientas donde la hermana pequeña asesinada se aparece en forma de hada ninja para hacer de todo menos ayudar.

Durante el camino de venganza, Boy se encontrará con un par de rebeldes hartos de la tiranía que le ayudarán a tramar un plan para destronar a Hilda y liberar a la sociedad del matriarcado. Esta relación de colegueo nos llevará a muchos de los momentos icónicos, irónicos y absurdos del metraje. El humor negro e infantil a partes iguales de Kill Boy hará dos cosas, o que escupáis la Coca-Cola y las palomitas de la risa o que os levantéis bastón en mano y salgáis a la calle a gritarle a las nubes.

Y es que Kill Boy es una mezcolanza de tantas cosas, narrada de una manera tan diferente y tan experimental que hay tres opciones, te encantará, la odiarás o puede incluso que te duermas (pobre chico, debió dormir mal la noche anterior). Desde luego que a mí, que di palmas con las orejas al ver Kung Fury, me parece una obra de arte que será vilipendiada y masacrada por la critica en una curiosa similitud a la sociedad dominada por la opinión de Hilda Van Der Koy.

Pásame un six pack

Como toda película dirigida especialmente a hombres cisheteros y con el cerebro de un mono maltratados por esta sociedad, no podrían faltar los músculos exentos de un gramo de grasa y perfectamente definidos. Y es que Bill Skarsgård se ha dado su sesión extra de gimnasio para mostrar todo su poderío ante la cámara y generar ese deseo de poder de un cuerpo escultural que todo incel desea tener sin salir de su casa.

Y ahí estaba yo, riéndome por no llorar del típico macho alfa mostrando musculito, y pensando: “Jamás se atreverán a hacer una película así con una mujer” y no pasaron ni diez minutos y de repente aparece en pantalla Jessica Rothe interpretando a June27 marcando abdominales y nada más. Todo el cuerpo tapado, cabeza incluso, solo para mostrar unos maravillosos six pack femeninos, y claro, pues no di gritos de histérica porque me echarían, pero ¡ole! Y es que estamos hartas de que nos sexualicen pero, ¿desde cuándo se han usado solo los abdominales de una señora para el deseo de poder femenino? Porque sabemos, queridos señores, que a vosotros los músculos femeninos no os gustan, son solo para nosotras.

Pero es que eso no es todo, June 27 es despiadada, voraz y cruel. Es Boy, pero sin remordimiento alguno. Y es que en este film hay mujeres, y muchas, y ninguna es una florecita indefensa que debe ser cuidada, son malas, tiranas, manipuladoras y sucias ratas. ¡Ay! que gusto da ver mujeres de verdad… Eso sí, como tal, también serán masacradas y degolladas como las sucias cerdas fascistas que son. Aquí igualdad para todo.

¡Puturrú dodo!

¿Ah, qué no entendéis? Tranquilos, yo tampoco. No, no me he vuelto loca, si vais a ver la película volveréis a este post y me diréis: ¡Mermelada dedo anillo! (o algo así). Y hasta aquí el humor, porque vais a pensar que Kill Boy es una basura de película sin guion, sin sentido, solo humor y violencia y que para qué ir al cine a verla, ya me esperaré a que salga en una plataforma, y no es así. Empecemos por lo básico, el reparto.

Moritz Mohr ha juntado a un reparto de lujo, que si bien no será conocido para la gran mayoría, no dejan de ser excelentes para sus papeles. Empezando por Bill Skarsgård al que ya os hemos presentado, que encandiló a Sam Raimi (The Evil Dead) por su papel en de Pennywise en IT. Jessica Rothe, actriz, guionista y productora, protagonista de Feliz día de tu muerte, líder de taquilla en su primer día y que interpreta a la brutal June27. O Famke Janssen que interpreta a la histriónica, manipuladora y tirana Hilda, en un papelón que deja muy lejos a la sosa de Jean Gray.

“Aquí manda mi p****”

Pero es que el plantel masculino equivalente es de traca. Brett Gelman hace de Gideon, uno de los hermanos más intensos y locos de la familia Van Der Koy al que conoceréis por Stranger Things o Fleabag (si, Martin, ese que tanto asco da, igual que en este film). También tenemos al maravilloso Sharlto Copley, conocidísimo si sois fans de Neil Blomkamp y que clava su papel de estúpido y creído altavoz de la familia.

Y por último otros conocidos de películas de acción como Yayan Ruhian en el papel del chamán, veterano practicante de las artes marciales desde los 13 años, experto e instructor de silat, un estilo de lucha indonesio. O Andrew Koji, como Bashi, protagonista de The Warrior o Snake Eyes, otro experto en artes marciales y cine de acción.

Y es que para para las coreografía y escenas de acción, Moritz Mohr se juntó con Dawid Szatarski un gran conocedor de las artes marciales del sureste asiático y altamente solicitado por la industria, que ha trabajado en filmes como Viuda negra, Kingsman u Ong Bak 3 y que vio en Kill Boy una oportunidad única para experimentar con escenas extrañas, peligrosas y espectaculares. Y lo consigue, vaya si lo consigue.

Si a todo esto le sumamos un guion para nada clásico con un giro argumental en el último tercio que sorprenderá a todos (y cuando digo a todos es a todos) tenemos un éxito seguro. Porque la película pese a sus clichés, su argumento básico y su casi total predictibilidad llegará un momento que nos dejará con la boca abierta y es que nada es lo que parece en esta cinta.

Final Round, Fight!

Por último, hablaremos de la banda sonora a cargo de Ludvig Forssell compositor de Death Stranding o Metal Gear Solid V: The Phantom Pain (sí, un compositor de juegos en una película, ya os dijimos que Moretz se define como gamer) que ha trasladado su toque personal a esta película con una música que al igual que la cinta, no dejará a nadie indiferente. Con una mezcla de pop fusión, ochentero, flamenco, indie, indio… Y yo que sé cuantas cosas ha metido aquí el señor Forssell, tenemos una composición que habrá gente que le gustará y a otros que se preguntarán quien demonios escogió semejante música para una escena de acción.

Finish it! Fatality!

Y terminamos con la conclusión a todo lo dicho. ¿Para quién es esta película y para quién no es? Desde luego si eres como Martin Scorsese, una arruga andante creída y arrogante que se piensa que el cine solo es arte que te tiene que hacer pensar, Kill Boy te va a parecer una basura gigante que no debería ni haberse estrenado en la pantalla grande (cine de plataforma que se le dice ahora). Sin embargo, si tienes la mente abierta a la innovación, la mezcla de corrientes y culturas artísticas, veras la obra maestra que es.

Desde el minuto uno te va a empezar a chirriar, vas a empezar a escribir en tu mente una crítica mordaz de por qué has venido a ver esta basura, pero entonces piensas, a ver, espera, vamos a ver qué nos quiere contar, porque suena esta voz tan rara de inicio y qué narices quiere contarme este señor que no me hayan contado decenas de veces desde los años 90 en el la época dorada de las películas de acción varoniles.

Y es entonces cuando empezarás a disfrutarla, tanto si eres joven como si no, si eres mujer u hombre. Quizás las personas más sensibles apartarán la mirada en momentos determinados de extremo asquerosismo de violencia absurda y de mal gusto (sí, yo soy una de esas), y es que desde luego Moritz y Szatarski han querido llevar la violencia al extremo más carnicero del cine. Pero precisamente esto es lo que la hace única en su estilo. Ya estamos acostumbrados a huesos rotos y cabezas cortadas, pero nadie te va a acostumbrar a las delicias de un chef francés (no insistáis que no, no os voy a contar detalles).

Kill Boy se estrena hoy mismo 3 de julio en cines de toda España. La crítica de esta película es sobre la versión en idioma original subtitulado, de modo que es posible algunos chistes se pierdan durante la localización, si es asi, no nos hacemos responsables, las culpas al director de doblaje ¡robot guitarra dodo cucú!

Gracias a DeAPlaneta por invitarnos al pase de prensa de Kill Boy.

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Crecí delante de un Commodore 64, lo siguió el PC y después la Megadrive. Desde entonces soy una poli-pc-consolera. Mis juegos favoritos son las sagas de Tomb Raider, Final Fantasy, Dragon's Dogma o Baldur's Gate. Prefiero los juegos de un solo jugador a los online, aunque le doy al Fortnite y al Ovewatch 2 de vez en cuando.

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