Tras tener una charla profunda con mis padres sobre el sentimiento imperante en el interior de la mayoría de progenitores con hijos, hemos recibido la invitación de de Vértice 360 para disfrutar de su última película: Vidas Perfectas. Protagonizada por las oscarizadas Anne Hathaway y Jessica Chastain, que ya coincidieron en cintas como Armageddon time (2022) o Interestellar (2014), aquí se no presenta un thriller familiar en el que el instinto maternal, las alucinaciones y la superación de la muerte se convierten en temas fundamentales de su trama. La obra sirve como remake de la película belga Instinto maternal (2019) que, a su vez, comparten referencia con el libro Derrière la haine de Barbara Abel.

Vidas perfectas llegará a los cines españoles el próximo 14 de junio de 2024 tras haber retrasado su fecha. ¿Qué hemos pensado sobre los temas tratados? ¿Cómo ha sido la actuación? ¿Hemos empatizado con lo personajes? Si queréis las respuestas de estas preguntas, seguid leyendo.

Sin ti, mi vida no tiene sentido

Años 60, Estados Unidos. Alice -Jessica Chastain- y Celine -Anne Hathaway- son vecinas en una urbanización de buen ver que comparten una gran amistad. Con vidas paralelas, ambas tienen un hijo y comparten vida con un marido triunfante. Nada podría ir mejor, pero sí peor. Un fatídico día ocurre un accidente que rompe la tranquilidad de la vida de ambas parejas. Es entonces cuando comienza un descenso psicológico en el que entrarán en conflicto los instintos de supervivencia y la compasión. Porque, sin duda, una madre siempre querrá cuidar de los suyos.

Con gran quietud, el director Benoît Delhomme, conocido por obras como El amante de Lady Chatterley (2022) o Lawless (2012), se adentra en esta historia que, a pesar de separarnos sesenta años de ella, puede seguir resonando en la mente de muchos espectadores. Eso es porque las emociones son las que acaban dirigiendo el ritmo de la propia cinta. Con el punto de ruptura sucediendo en los primeros minutos, estalla entonces en una espiral de destrucción mental en el que la propia realidad se enfrenta a las corazonadas como si fueran de sombras en la noche.

Pese a su atractivo y aunque presenta algunos instantes donde la tensión narrativa se sirve de la anticipación para generar ese estrés, no acaba de conjugar todo ello con el ritmo. Y todo debido al avance pausado que le da el guion de Sarah Conradt-Kroehler. Es cierto que no hay forma satisfactoria o amena de narrar una caída y quiebre de relaciones, pero algo más de energía podría haber ayudado más a la historia. No quiero decir con esto que sea una mala historia, algo que no ocurre, pero sí que se puede acabar haciendo algo larga en algunos instantes la hora y media que dura.

Caso contrario al ritmo es el que presentan ambas protagonistas de Vidas perfectas. Las recompensas en forma de premios avalan su buen hacer y aquí, enfrentándose a un drama, entregan unas buenas actuaciones. Mientras que Hathaway trabaja más con los contrastes y los cambios radicales en apenas segundos, Chastain evoluciona en caída desde la felicidad a la locura, enfrentándose totalmente a su mente y su pasado. Ambas, completan una interpretación fascinante, complementándose muy bien entre ellas y entregando algunas escenas devastadoras, convirtiéndose así en la verdadera razón para ver la cinta.

Los maridos, encarnados por Josh Charles y Anders Danielsen Lie, quedan relegados a un segundo plano, aunque hacen muestra de sus buenas tablas. No podemos olvidarnos de los niños, los verdaderos detonadores de todos los contratiempos de la trama. Tanto Baylen D. Bielitz como Eamon Patrick O’Connell hacen su trabajo.

Situaciones que solo pasan en otros años, ¿verdad?

Como siempre suelo añadir en mis críticas de películas basadas en otras épocas, resulta totalmente imprescindible que la ambientación acabe relacionándose con el periodo en el que se desarrolla la acción. Como ya se ha podido ver con alguna imagen, el trabajo en este aspecto ha sido sobresaliente, consiguiendo que tanto los escenarios como los vestuarios recuerden a aquellos años. Mención especial a la decoración de las casas, que encajan perfectamente con el imaginario que podemos tener de los chalets estadounidenses de familias de clase media-alta.

Por su parte, toda la batalla psicológica está acompañada por las notas de Anne Nikitin que, aunque no acaban de destacar frente a los hechos, acomodan bien esa evolución interna de las protagonistas.

Conclusiones de Vidas perfectas

De este modo, Vidas perfectas acaba convirtiéndose en una historia bien trazada con una evaluación paulatina (quizás demasiado) en la que las dos protagonistas demuestras sus calidad al encarnar a dos mujeres frágiles que, al mismo tiempo, demuestran tener gran poderío.

Al centrar su trama en las relaciones entre madres (principalmente) e hijos, es normal que sea algo con lo que algunos espectadores acaben tocados en lo emocional. Como ya he dicho, el ritmo pausado tras el incidente la envía a una especie de limbo en el que, a pesar de su intriga, en el momento en el que adelantes un poco de la trama, se puede hacer pesada. Es una pena, ya que se ve un gran trabajo por llevar a cabo esta adaptación, con unos planos correctos y un ambiente medido.

Vidas perfectas llegará a las salas de cine el próximo 14 de junio de 2024. Si quieres ver una historia pausada en la que las emociones van creciendo poco a poco, esta es tu película.

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De tierras gallegas con un lacón bajo el brazo. La vida frente a la pantalla me entregó unas gafas con las que veo en 8K. Me gustan las cosas bien narradas, sean del formato que sean. Mis estanterías están a rebosar de juegos, libros, miniaturas...

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