Tras huir espantado al verme rodeado por una telaraña enorme (con bicho incluido) en medio del bosque y recomponerme al llegar a casa, acudimos con energía a las oficinas de Sony Pictures España para visualizar su nueva película: Madame Web. Como ya hicieron anteriormente con obras como Venom (2018), Morbius (2022) o, posteriormente, con Kraven, el cazador (2024), la compañía sigue expandiendo el universo arácnido presentando a un personaje que nació en los cómics en 1980 dentro de la línea The Amazing Spider-Man y ya tuvo aparición en el mundo audiovisual en la serie de Spider-Man de 1994. 

Madame Web se estrenará en cines el mismo día de los enamorados, el 14 de febrero de 2024. ¿Qué nos ha parecido? ¿Han logrado plasmar estos eventos con una buena historia? ¿Hemos quedado atrapados en su juego? ¡Allé vamos!

Quizás, en la siguiente escena… ¡Ah, no!

Nueva York, 2003. Cassandra Web es una paramédica un poco antipática, pero que tiene gran relación con su compañero de trabajo, Ben Parker. En una de sus salidas, acaba sufriendo un accidente al ayudar a un atrapado en un coche. Esto despierta en ella unos poderes precognitivos, pudiendo observar el futuro y modificarlo. Un día, acaba salvándole la vida a tres jóvenes que iban a ser asesinadas por un peligroso hombre con superpoderes. Se inicia así una huida en la que tendrán que tratar de buscar respuesta a la amenaza que sobrevuela sus cabezas al tiempo que intenta entender el origen de sus habilidades, desconociendo que ambas pueden estar relacionadas.

Como se puede observar, al igual que vimos con Morbius en su momento, el inicio sigue los esquemas básicos para este tipo de películas de origen. Se nos presenta el ambiente normal del personaje para luego acabar rompiéndolo debido al alcance de sus poderes y la responsabilidad al tenerlos (qué bien queda que aquí también esté tío Ben). La cuestión es que acaba acusando el mismo problema que su predecesora: aunque el inicio promete un desarrollo interesante con grandes posibilidades, el avance de la trama no acaba de cuajar, convirtiéndose en una sucesión de escenas recurrentes cuya factura técnica destaca más que su trabajo narrativo.

Y es que el obstáculo se lo han puesto ellos mismos en el camino. Ya no es solo la decisión de volver a contar con Matt Sazama o Burk Sharpless en el guion, sino el presentar una película que tiene tan poco de superhéroes. Quitando las pocas secuencias premonitorias que recuerdan a cintas como Destino Final o el propio villano, lo demás no deja de parecer más un thriller carente de interés por la propia conveniencia del guion y sustentado en una expectativa que no acaba de llegar (y que cuando se plantea se corta de lleno con el final de la cinta). Y eso acaba afectando al ritmo, ya acelerado en muchas partes (viajes rápidos) o pausándolo en exceso en otras sin apenas aportar nada. 

Dakota Johnson, por su parte, intenta hacer de Cassandra algo más, pero acaba resultado incongruente con la propia concepción del mismo. Siendo un personaje tan mental, es indiscutible que hayan tenido que ofrecerle habilidades en conducción para aportar esa tensión, pero su evolución no acaba de cuajar del todo al no haber tenido tiempo para «aprender». Del mismo modo, Sidney Sweeney, Isabela Merced e Isabella O’Connor acaban siendo relegadas a un papel de «indefensas», cuando su participación pintaba ser más impactante y protagonista. A pesar de tener sus escenas, no dejan de ser una especie de reclamo (en todos los sentidos) que tendría que haber fraguado algo más.

Por su parte, me apena la creación del Ezekiel Sims de Tahar Rahim, un villano totalmente plano y cuya historia apenas conocemos por un diálogo al inicio. Sigo pensando que la idea de tener un Spider-Man malvado en el live action no han sabido gestionarlo y apenas se le nota amenazante (por mucho que el diseño de su traje lo parezca). Mismo sentimiento me produce la inclusión del Ben Parker de Adam Scott y del personaje de Emma Roberts (no lo menciono por spoilers), que tratan de unir esta cinta con el mundo de Spidey, pero que se nota más como un relleno que como algo trascendental (generando más preguntas). 

¿No sabes que eres tóxico?

A pesar de lo planteado en el aspecto narrativo, sí que hay conceder que en otros apartados, el trabajo es mucho mejor. En una película de estas características el vestuario tiene que ser algo destacado y más teniendo en cuenta los trajes de los superhéroes. La mayoría de ellos son correctos, aunque aparecen poco en pantalla. Destaco, eso sí, el diseño de «Las arañas» y su referencia en el traje del villano. Por su parte, la traslación temporal veinte años al pasado queda supeditada a ciertas referencias, como portadas de álbumes, las bolitas en el asiento de coches o el uso limitado de los móviles. Aunque la más destacada es sin dudarlo, el uso de canciones como Toxic de Britney Spears (con una escena muy fan service).

A estas melodías del «pasado» se suma la banda sonora de Johan Söderqvist que, sin destacar mucho en los eventos, sí que deja algunos temas interesantes que acompañan a ciertas secuencias.

Conclusión

Sorprende ver que, tras la recepción de la película de Morbius y su repercusión, no se haya tomado nota de ello para conseguir alzar los productos siguientes (a falta de Kraven, hay que decir). Sony Pictures intenta expandir el universo que está creando en paralelo al de Marvel utilizando algunos personajes secundarios del hombre araña. Esto de por sí no es algo malo, ya que pueden salir grandes obras de ello, pero al final el tratamiento no favorece el que se quiera saber más de ellos. De nuevo, se cae en un guion vago, falto de originalidad, pareciendo más una justificación de un episodio posterior que algo contenido en sí mismo. Los personajes parecen transitar sin ritmo, con justificaciones erráticas y concluyendo en un final algo decepcionante. Por su parte, los efectos están bien y la banda sonora cumple. Sin dudarlo, es una película mejor que su predecesora, pero sigue sin ser el camino a seguir si quieren levantar ese proyecto de Universo.

Madame Web llegará a los cines españoles el día 14 de febrero de 2024, el día de San Valentín. 

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De tierras gallegas con un lacón bajo el brazo. La vida frente a la pantalla me entregó unas gafas con las que veo en 8K. Me gustan las cosas bien narradas, sean del formato que sean. Mis estanterías están a rebosar de juegos, libros, miniaturas...

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