Análisis de Like A Dragon: Infinite Wealth en PS5

Si algo caracteriza a los chicos del RGG Studio es su habilidad para crear grandes historias y darles una dimensión épica a partir de pequeños comienzos. Y aunque parezca que sus juegos son algo inmovilistas y poco innovadores son capaces de darle una vuelta completa a un juego cambiando las mecánicas de combate para sorpresa de todos los amantes de una saga tan legendaria como es Yakuza.

Y es que el primer Like a dragon, no sólo cambiaba el protagonista por antonomasia de la saga, sino que encima cambiaba de un «yo contra el barrio» a un combate por turnos. Y todo gracias a ese edificio en el que trabajan equipos de desarrollo tan míticos como el P-Studio y que asesoraron a los chicos del RGG para darle vida a esta evolución de la fórmula clásica del juego.

Pero Like a dragon no es sólo una evolución de las mecánicas de combate sino también una evolución en su forma de contar las historias. Si algo caracteriza al juego anterior y a esta nueva entrega del mismo es su marcado carácter de crítica social, contando historias de la gente de la calle, de los olvidados, de las perversiones de una sociedad tan cerrada y reprimida como a veces es la japonesa. Pero siempre desde la parodia más gamberra para intentar desdramatizar la carga, a veces dura, de lo que se está contando. Nos alejamos de la intensidad y la grandilocuencia de la historia principal de Kiryu para movernos en un entorno mucho más desenfadado gracias a la bondad de Ichiban.

Así como Ichiban se convierte en el protagonista de este universo mucho más mundano de Like a Dragon, no podemos olvidarnos de la galería de personajes secundarios tan memorables que nos vamos a volver a encontrar en esta segunda entrega. Desde su núcleo de amigos, a cada cual más variopinto, a todos los nuevos personajes que nos vamos a encontrar llegando incluso a compartir nuestro camino con el único e inimitable Kazuma Kiryu. Ni qué decir tiene que este encuentro entre los dos va a servir para contraponer las dos personalidades tan particulares de los héroes yakuza y darle un tono muy divertido a nuestro periplo por Hawái.

Porque Hawái, y más concretamente Honolulu, va a ser nuestro campo de batalla durante casi todo el grueso del juego. Preparaos para el mapeado más grande hasta la fecha de un Yakuza repleto de actividades secundarias que van a hacer los delicias de los fan de la saga. No os exagero cuando os digo que este juego puede llevaros más de 100 horas y posiblemente cercanas a las 200 si quisierais completarlo todo. Es abrumador a todos los niveles y lo mejor de todo es que todo ese contenido tiene una calidad increíble a la altura de lo que el RGG Studio nos tiene acostumbrados.

Aloha

La historia de Infinite Wealth es muy ambiciosa y mezcla los dos personajes más carismáticos del universo Yakuza de una manera que ya os adelantamos va a cambiar el devenir de la historia tanto de Ichiban como de Kiryu. En un primer momento el juego se va a centrar en recordar la historia hasta ahora de Ichiban Kasuga, un miembro de bajo rango de la familia Arakawa del clan Tojo, que acaba entrando en la cárcel para proteger a su patriarca y a su clan de un asesinato misterioso en el que se ven implicados. Al salir de la cárcel 18 años después, descubre que el clan Tojo ya no existe y que su patriarca le debe fidelidad a otro clan, la Alianza Omi. Gracias a la ayuda de una serie de personajes a cada cual más particular, Ichiban emprende el camino del héroe para salvar a Yokohama de los siniestros planes de la Alianza Omi y de paso descubrir que su patriarca está detrás del desmantelamiento de todos los clanes yakuza de Japón.

Infinite Wealth comienza por lo tanto después de estos acontecimientos y con Ichiban trabajando en una empresa de trabajo buscando ocupación a todos los yakuza que se han quedado sin trabajo después de esta disolución de los clanes más importantes. Pero como no podía ser de otra forma, la alegría de Ichiban va a durar muy poco y pronto se verá involucrado en una trama que le llevará a perder su trabajo y a enterarse de que su madre está viva y debe ir hasta Hawái para conocerla. Así que ni corto ni perezoso y con toda su determinación por delante se dirige a Hawái a descubrir toda la verdad sobre su origen… Sin saber que su camino se cruzará con el héroe yakuza más grande de la historia, Kazuma Kiryu.

Nada más llegar a Hawái, Ichiban se mete en problemas y acaba con sus huesos en la cárcel después de encontrarse con una misteriosa mujer que le emborracha y le deja desnudo en las playas paradisíacas de Honolulu. Como os podéis imaginar, esto pone en alerta a todos los bajos fondos de las islas y por supuesto al dragón de Dojima que se unirá a Ichiban para intentar descubrir qué misterio se oculta y porque intentan alejarlo de su madre. Pero Kiryu tiene otra misión paralela que de momento se mantiene oculta y cambiará el destino de nuestros protagonistas para siempre.

El juego está organizado en varios capítulos como suele ser habitual en los juegos del RGG Studio construyendo una historia que cada vez va teniendo más aristas. Los dos primeros capítulos sirven para introducir las mecánicas de juego y de combate para que los nuevos jugadores descubran el funcionamiento del mismo. Además, se introducen las novedades en el combate para aquellos que ya habían jugado al primer juego de la saga y que van desde poder mover nuestro personaje durante nuestro turno y buscar diferentes efectos positivos sobre nuestro ataque.

Esto añade un componente estratégico al combate de lo más interesante permitiendo, si elegimos bien, terminar con nuestros enemigos en segundos. Eso junto con las diferentes habilidades de nuestros personajes y los diferentes trabajos que cada uno puede tener hacen que el combate sea muy pero que muy variado.

Al igual que le pasaba al primer juego, Infinite Wealth tiene un marcado carácter RPG mucho más acentuado que en la saga clásica de Yakuza. Hay muchísima variedad de armas, armaduras y accesorios así como de habilidades y trabajos. Hay que elegir con cuidado qué debemos utilizar en cada momento porque eso nos dará ventajas importantes según el combate que tengamos que realizar a continuación, ya que los enemigos pueden tener debilidades a diferentes habilidades de nuestros personajes. Si a eso le sumamos el marcado sentido del humor del juego al convertir a nuestros enemigos en encarnaciones delirantes sacadas de la imaginación infantil de Ichiban, podríamos decir que estamos casi jugando a un Dragon Quest de toda la vida.

Pero no sólo de combates vamos a vivir durante nuestra aventura en Hawái, ya que vamos a poder participar en un montón de actividades secundarias que van desde intentar encontrar a nuestro amor en una aplicación de citas llamada Miss Match o «coleccionar» mascotas en un torneo de Sujimon (hazte con todos… Sujimon) o bien disfrutar del habitual karaoke o juegos en las recreativas. Y esos son sólo unos ejemplos del centenar de misiones secundarias que vamos a poder disfrutar en el juego. Todo esto regado con un sentido del humor surrealista y siempre con un marcado carácter social que ya estaba presente en el primer juego… Y que mucho nos tememos que en algunos casos no va a ser entendido de esa manera (¿verdad minijuego de Miss Match?).

Mención aparte merece el minijuego de la isla Dondoko que tendréis disponible a partir del capítulo 6 de la historia donde vais a poder consumir horas y horas de vuestro tiempo libre construyendo vuestro propio complejo hotelero… Siempre al estilo yakuza por supuesto. Tendréis que recolectar recursos naturales de la isla, expulsar a los elementos indeseables y construir todo lo necesario para que, una vez abierto vuestro complejo, tengáis cuantos más turistas inyectando dinero a vuestras arcas mejor. Como bien dice el título, os podéis volver todo lo rico que deseéis si sabéis jugar bien vuestras cartas, así que podéis decidir cuánto tiempo le queréis dedicar a este juego dentro del juego que os vais a encontrar durante la aventura.

El Dragon Engine sigue sorprendiendo a propios y extraños por su capacidad para recrear escenarios complejos y llenos de detalles donde las luces y las sombras dotan de un realismo importante a todas las imágenes del juego. Parece que de momento el estudio japonés prefiere seguir evolucionando su motor frente al uso de motores de terceros, ya que el experimento con Ishin! no parece haber gustado mucho al estudio (recordemos que el reciente Like a dragon gaiden también usaba el Dragon Engine). Eso sí, las físicas del juego no están a la misma altura y hay veces que dan resultados de lo más gracioso como personajes volando o elementos del escenario que salen despedidos solo con rozarlos… Pero esto es marca de la saga y ya se siente como un elemento distintivo más que un fallo.

Otra de las novedades es que se ha creado un sistema de clima dinámico que permite recrear esos chaparrones torrenciales que de vez en cuando asoman por las islas. Gracias a eso se puede representar con bastante fidelidad el ambiente de Honolulu con sus playas infinitas, sus hoteles rascacielos y la fauna tan particular de una isla. Como viene siendo habitual, el RGG Studio es enfermizo con los detalles y ha intentado reproducir con el máximo nivel de detalle cada rincón y cada ambiente. Un trabajo de mucha altura el que siempre realizan en este aspecto y que aplaudimos entrega tras entrega.

En el aspecto sonoro vamos a encontrarnos un trabajo de altura a nivel musical y de doblaje, aunque desafortunadamente las voces son sólo en inglés y japonés, pero siempre contando con unos muy buenos subtítulos en castellano. Dada la cantidad de diálogos siempre es difícil localizar un juego como éste y es de agradecer que al menos ya sea el estándar en la saga olvidando aquellos tiempos donde sólo podíamos disfrutar de los textos en inglés.