Tras practicar horas y horas para los bailes que se avecinan a con los cotillones y fiestas de fin de año, recibimos la invitación de Sony Pictures para ver su última película: I wanna dance with somebody (2022). Con Anthony McCarten como encargado del guion, al que ya hemos visto con la obra de Bohemian Rhapsody (2018), se nos presenta una película biográfica basada en la figura de Whitney Houston, cantante que apenas necesita presentación y que es encarnada por Naomi Ackie.
¿Qué tal nos ha parecido ese recorrido vital por las luces y sombras de la intérprete? ¿Hemos tenido ganas de bailar con los hits que dejó? Preparad la pista, «allé vamos«.
La vida de La Voz
Desde el estreno en 2018 del ya mencionado Bohemian Rhapsody no han sido pocos los biopics sobre artistas musicales que hemos recibido (o que ya sabemos que están en producción). Como ya dijimos sobre sus versiones deportivas o sociales, el adentrarnos dentro de una vida de un famoso para averiguar los claroscuros que la definieron siempre es motivo de interés para los espectadores. En este caso, la celebridad por la que se ha optado ha sido Whitney Houston -Naomi Ackie-, la cantante que encandiló los oídos de varias generaciones desde la década de los ochenta. De este modo, conoceremos a la joven en su juventud, desde el momento en el que acompañaba en el coro a su madre, la también cantante Cissy Houston -Tamara Tunie-, y fue descubierta por Clive Davies -Stanley Tucci-, fundador de Arista Records.
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Clive comenzará siendo solo el dueño de Arista, pero poco a poco incluirá a Whitney dentro de su círculo |
Así, nuestra protagonista entrará de lleno en el mundo musical y se pondrá en el centro de muchos debates, aprovechando para hablar en este momento de sus relaciones (con ambos géneros) o el debate acerca del estilo de música (demasiado poco negra). Es cierto que, la necesidad de cubrir diferentes aspectos de su vida llevan a sobrevolar a toda velocidad sobre muchos de los eventos que la pudieron marcar, perdiendo por momentos la capacidad dramática debido al ritmo marcado (durando la película dos horas y media). Eso sí, no se hace en ningún momento pesada, logrando equilibrar las actuaciones, la comedia y desdichas. No escatiman al entrar en los dramas personales que tuvo que soportar la cantante, viendo las infidelidades, los abusos de drogas o la gestión de su dinero y patrimonio (aunque la mayoría de manera superficial). Se nota pronto la mano que ha escrito el guion, ya que rápidamente podremos notar cómo esa estructura general se asemeja a la biografía de Freddy Mercury, incluyendo ese maravilloso número musical final (aunque me sorprende la decisión del mismo en el momento que lo colocan).
No obstante, al igual que sus predecesoras, hay que saber aceptar que uno de los grandes atractivos de estas cintas es su trabajo musical y la recreación de sus actuaciones. Muchas de esas escenas se encuentran entre las más vistosas y espectaculares (la ya mencionada final), cuidadas para asemejarse lo máximo posible a lo visto en el momento. No creemos que nadie acaba desencantado con esta parte de la cinta.
Compañías buenas y malas
Naomi Ackei entra con un poder vocálico en escena irrumpiendo con todo. Sorprende el contraste de interpretaciones, tras haberla conocido muchos en Star Wars: Episodio IX: El ascenso de Skywalker (2019) con un personaje bastante olvidable. A pesar de la diferencia física con su referente, no evita ofrecerse por completo a su personaje, entregando una interpretación musical sólida y una actuación sobresaliente.
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El mejor look para cantar el himno en una Super Bowl |
Junto a ella se presenta un Stanley Tucci que, en un papel más calmado, se enfrenta al dueño de la discográfica de Whitney, evolucionando de un mero empresario a algo más cercano a familiar. Aunque la familia también está representada, principalmente en el papel de su madre Cissy Houston -Tamara Turnie- y su padre John Houston -Clarke Peters-, cada uno con resultados vitales muy diferentes, aunque permitiendo que sus personajes crezcan y se desarrollen a través de pequeños matices.
También son destacados los papeles de Bobby Brown -Ashton Sanders- y Robyn Crawford -Nafessa Williams-, compañeros vitales de la protagonista en distintos momentos e importantes para bien y para mal (alguno más que otro).
Un sonido por el que pasa el tiempo
No estaríamos en una buena adaptación de una vida de artista musical si esta no fuera importante dentro de la producción. No es de extrañar que entre las canciones incluidas dentro de la película estén algunos de los grandes éxitos de la cantante, seleccionados a lo largo de su carrera y demostrando la evolución en su estilo, aunque su calidad permaneciera. Resulta interesante como, a partir de las escenas podemos ir notando ese paso del tiempo a través de los sonidos, los peinados o el mismo vestuario. Además, es imperioso destacar el trabajo para recrear muchas de las escenas.
Aun así, no toda la música la pone la protagonista, contando con Chanda Dancy como compositora, con melodías que acompañan cada momento o que desaparecen para darle mayor peso al diálogo.
Conclusión
I wanna dance with somebody es una película que se enmarca dentro de esta nueva ola de biopics basados en personajes famosos que tantos están gustando. La elección de Whitney permite acercarse a una de las grandes figuras musicales de los últimos años, sumergiéndonos en su desarrollo vital hasta su dramática muerte. Una de la grandes elecciones ha sido contar con Naomi Ackei para la protagonista, entregada en cuerpo y voz a su papel. Todo número musical está a gran nivel de recreación, aunque el ritmo acelerado de la cinta no acaba de encontrar el punto exacto para lograr emocionar con los elementos que plantea.
I wanna dance with somebody llega a los cines españoles el 21 de diciembre de 2022. Disfrutarás de esta película si eres de los que quiere conocer más acerca de los grandes clásicos musicales. Si eres fan de la cantante, no tienes que durarlo.