Tras haber acudido a urgencias por habernos pinchado en la boca con una astilla de fémur, acudimos a las oficinas centrales de Warner Bros en Madrid para ver su última producción: Hasta los huesos (2022). Utilizando el libro que Camille DeAngelis había escrito como base, con la que guarda ciertas diferencias, Luca Guadagnino nos presenta una viaje de autoconocimiento y descubrimiento que llevará a la protagonista a comprobar que no está sola en el mundo.
¿Qué deparará este viaje? ¿Es cierto que el premio son todos los amigos que haces por el camino o te acaban condenando? ¡Adelante!
Esta es carne de mi carne
Estados Unidos, años ochenta. Maren es una joven que vive con su padre y que ha cambiado mucho de residencia. Lo que a priori podría ser algo normal para una familia con trabajo itinerante, para ellos es una necesidad imperante por tener que ocultar el verdadero placer de la chica: comer carne humana. Aunque su memoria ha borrado pasajes del pasado y no es del todo consciente de su naturaleza, su instinto la lleva a cometer un nuevo ataque y, de nuevo, han de escapar.
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El viaje de descubrimiento del personaje será a través de las carreteras de Estados Unidos |
Pero esta vez no será como todas, su padre, al no poder aguantar esta situación, decide abandonarla y dejarle información sobre su madre, que se marchó de casa cuando era pequeña. Comienza así un viaje donde tratará de buscar su lugar en el mundo al tiempo que intentará conocerse a sí misma. Lo que no esperaba es que pronto encontraría otras personas como ella e, incluso, llegara a enamorarse.
No entraremos a valorar esta obra como adaptación de la obra de Camille DeAngelis, pues no hemos tenido la oportunidad de leernos el libro todavía, pero sí que se puede decir que hay diferencias entre esta road movie y la trama de la novela, perceptibles desde el mismo resumen.
La historia arranca rápidamente para poner encima de la mesa los primeros hilos sobre los que versará la cinta, pero a partir de entonces, el ritmo de la misma decaerá para dar paso a escenas más pausadas, pero llenas de un gran trabajo estético. No por ello el dramatismo desaparecerá, con multitud de encuentro que harán evolucionar y comprenderse a los protagonistas, además de verse favorecido por la tensión de la propia naturaleza de los personajes. Aunque el canibalismo es uno de los temas de la obra, tratado desde una óptica sobrenatural y sin justificación, no son muchas las escenas que puedan catalogarse como gore, aunque no todas serán disfrutables por todos los estómagos.
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La relación de los dos personajes se irá afianzando a lo largo de los minutos |
La incomprensión propia de los adolescentes sustentará esa búsqueda, dominada por esa pulsión incontrolada, pero que en todo momento se intenta aplacar y someter. Ese paralelismo se trasladará al amor propio de esa etapa: sensible y, al mismo tiempo, sucio, pero rodeado de una superación colectiva a través de la unión. Todo esto estallará con un final esperable, aunque cargado de simbolismo. Es una pena que el propio ritmo de la obra juegue en su contra, pudiendo alargar la trama más de lo necesario.
Un elenco que encabeza el festín
Uno de los aciertos de la película es el acercamiento sin filtros y sin, apenas, remordimientos a unos personajes que, de pertenecer a otra historia, serían tratados como monstruos.
Taylor Russell encabeza el elenco llevando en su piel a Maren, la joven que es abandonada al inicio de la obra. Con un blancón en su cabeza, apenas recuerda los primeros momentos en los que tuvo «hambre», por lo que sigue sintiéndose incomprendida. Su salida al mundo en solitario le ayuda a aceptarse y a conocer a otros igual que ella. Con fuerza en la actuación, cumple con su personaje.
Sully -Mark Rylance- encarna al primer «caníbal» que encontrará en su periplo por buscar a su madre. Concebido como un mentor, como el mismo se llega a definir, pronto generará un mal augurio alrededor de su servicialidad. Su actuación está tan bien ejecutada, que llega a traspasar esa repulsión.
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No hay nada sospechoso en este personaje, ¿verdad? |
Finalmente, Timothée Chalamet se enfunda en el traje de Lee, otro joven que también tiene la necesidad de comer carne humana y que decide acompañar a Maren en su camino. Cargado con traumas del pasado, la relación con su familia lo convierte en alguien desapegado, pero que pronto comenzará a encajar con la protagonista. Destaca por la finura de su actuación.
Aunque hay más personajes, ninguno llega a destacar tanto como los anteriores.
Un cuidado estilo
Una de las cosas que siempre destacan las producciones de Luca Gudagnino es la parte estética. Con un cuidado trabajo en la recreación de ese Estados Unidos rural de los ochenta, la oscuridad de las temáticas impregna la pantalla con algunos escenarios manchados y degradados, incluso sórdidos. Mezclado con eso tenemos otros momentos en los que la elección de plano e iluminación dota a la escena de una gran belleza. Es esa misma dualidad la que marcará el tono de la obra, jugando en los límites del bien y del mal.
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Los personajes se irán encontrando con diferentes «hambrientos» a lo largo de la travesía |
Conclusión
Hasta los huesos es una película llena de metáforas. Con una cargado componente romántico en su interior, la búsqueda de la identidad y del lugar en el que estar, se convierte en el fin de ese viaje de autoconocimiento que inicia Maren y al que se le une Lee. Luca Gadagnino sabe aprovechar esa narrativa para crear unas escenas muy cuidadas y que consiguen generar emociones sin necesidad de llegar a mostrar demasiado. La gran falla es quizás el ritmo de la propia narrativa, alargando demasiado la trama y pudiendo desencantar por esto a muchos espectadores.
Hasta los huesos saldrá en los cines españoles el próximo día 25 de noviembre de 2022. Si eres de los que disfruta de películas intimistas, esta es de ellas. Si eres de los que ha leído el libros, prepárate para encontrar algunos cambios.