Square Enix encara un final de año (e inicio del siguiente) cargado con una gran cantidad de juegos interesante y entre ellos se encuentra un título de estrategia que recién acaba de llegar a las consolas y el PC: el The Diofield Chronicle. A diferencia de otros títulos que la propia compañía ha publicado, como el Triangle Strategy o los Final Fantasy Tactics, el principal cambio es eliminar el concepto de turnos y casillas para ofrecer unas batallas más exigentes y rápidas. Todo ello enmarcado con una historia de intrigas palaciegas, luchas por el trono y dominación territorial.

¿Queréis saber qué nos ha parecido toda esta mezcla? ¿Habremos colapsado y huido del combate como unos cobardes? Recojamos la lanza y lancémonos al análisis.

 

La guerra nunca cambia, solo se desarrolla en el tiempo

La casualidad hace que entremos a formar parte de una unidad de mercenarios que tiene a cargo un Lord del reino de Alletian, localizado en la isla de Diofield. Las primeras misiones que realizaremos serán peticiones que distintas facciones o ciudades del territorio nos encargarán y que nos permitirán descubrir un poco más acerca del funcionamiento de las tierras y la organización, al tiempo que nos servirán de pequeños tutoriales donde iremos ampliando el número de personajes bajo nuestro control y donde nos familiarizaremos con los controles durante las batallas.

Pero no será todo positivo, poco a poco iremos descubriendo los tejemanejes que van sucediéndose tras bambalinas y cómo los diferentes intereses comienzan a pesar. Y el reino no es la única nación que tiene intereses en juego.

A través de diferentes ilustraciones iremos conociendo el contexto general que rodea la historia.

El Imperio de Schoevian se está enfrentando a la Alianza de Rowetale y a la República de Vherman en el continente localizado al sur de Diofield. Gracias al recurso del Jade, han logrado perfeccionar la Magia Moderna, permitiendo que sus soldados sean una fuerza disciplinada y poderosa. Y parece ser que en la isla hay bastantes betas de Jade repartidas por su territorio.

De este modo, lo que comienza con un limitado campo de acción, escala hacia un conflicto total donde todo podrá cambiar para siempre. El trayecto realizado apunta hacia diferentes temáticas y las une de la mejor manera que puede, ofreciendo momentos de traición, conquista, revueltas, sucesiones, etc. Es posible que querer trabajar tantos puntos haya hecho que, en ocasiones, la trama se vuelva un poco liviana y menos inspirada de lo habitual, aunque cualquier amante del género la disfrutará.

¡Díselo, Iscarion, a ver si se enteran!

Mención especial tienen aquí los personajes, con bastante carisma nada más verlos por primera vez, pero que su poca evolución (en algunos casos) los hace ver planos y, por qué no decirlo, en más de una ocasión, pedantes por su moralidad. La historia de la mayoría la conocemos a través de misiones secundarias que requieren buscarlos por la base y hablar con ellos en conversaciones algo artificiales, algo que recuerda a los diálogos de Fire Emblem, pero sin los beneficios y el esfuerzo por llegar a ese punto. Eso sí, se echa en falta más protagonismo femenino, relegados a papeles más complementarios en su mayoría.

Aunque claro, la historia solo es el marco del verdadero fuerte: los combates.

Cierra los ojos, siente, ataca

¡Muerte a los cuadritos y a los turnos! Si de alguna manera se pudiera resumir el estilo de juego es esa, eliminar cualquier momento de más tranquilidad para lanzarte a un conflicto en tiempo real en un escenario preparado para ser recorrido y para narrarte una de las batallas importantes de la historia. De este modo, el juego acaba pidiéndose en capítulos que, a su vez, se fraccionan en diferentes misiones que tendremos que ejecutar de la mejor manera posible.

Antes de cada misión tendremos un vídeo que explicará nuestra estrategia general

Para ello, podremos seleccionar un grupo de cuatro miembros que llevaremos al combate, siendo este número el que controlaremos en la mayoría de escenarios (otros verán modificado el número debido a la narrativo propia: rescate, infiltración…). Entre las diferentes clases, podremos encontrar los soldados (que usarían dagas, espadas y escudos o hachas), los caballeros (a caballo o en wyvern), los tiradores (diferentes armas a larga distancia) o los usuarios de la magia (pudiendo curar o atacar con sus poderes).

Cada arma tendrá una serie de habilidades asociadas y podrán escalar siguiendo un árbol que veremos más adelante. La elección dependerá mucho de el estilo de juego de cada uno, permitiendo abordar los combates de formas distintas, aunque habrá algunos personajes que, en según que misiones, no podrán usarse por no encontrarse en el campo de batalla, por lo que es recomendable generar un grupito mayor. Aun así, el juego es consciente de esta limitación y permite una segunda selección de cuatro miembros, cada uno anclado a uno de los anteriores. Esta unión permitirá fusionar las habilidades que presenten cada uno de los personajes, permitiendo en batalla utilizarlas como si lo estuvieras controlando.

De este modo, aunque no lleves físicamente un mago en el grupo, podrás anclarlo a otro y seguir usando sus poderes curativos (siempre y cuando puedas pagar los puntos del hechizo). Esto, de nuevo, me parece una opción más que interesante porque ofrece una versatilidad para afrontar los combates y así se les da más utilidad a cada uno de los luchadores (que podrían acabar olvidados si no entran en tu selección ideal). Entonces, tocará lanzarte a la batalla.

Las partidas son dinámicas y cambian constantemente para mantenerte alerta

Como ya se ha dicho antes, los combates se realizan en diferentes mapas que ofrecen, en su mayoría, distintas posibilidades de abordar los distintos combates. La mayoría de ellos jugarán con el terreno para crear lugares más cerrados que defender y enfrentarse en combates más directos, mientras que en otros se premiará el ir «alertando» a pequeños grupos para ir limpiando la zona. Aunque esto ya parece interesante para un juego de estrategia, no tardarán en aparecer en algunos escenarios diferentes elementos que pueden ayudar o perjudicar el avance de tus tropas, ya sean barriles explosivos, barricadas o cañones.

Pero como grandes estrategas, encontraremos siempre la manera de continuar, por lo que el juego nos pondrá impedimentos para frenarnos. De este modo, colocará por el mapa los distintos enemigos, que podrán permanecer quietos, moverse en zonas o, directamente, atacar a nuestras tropas. Eso sí, nunca te confíes con el número que aparece nada más iniciar la partida, siempre suelen aparecer más según vas cumpliendo objetivos.

Aquí es donde empieza la acción. A pesar de que la base del juego es dejar que el tiempo fluya, tendremos a nuestra disposición la posibilidad de parar el tiempo para decidir ciertas acciones. El control en videoconsola se adapta fácilmente al vertiginoso ritmo, pudiendo pulsar un botón para seleccionar con rapidez todas las unidades y moverlas al lugar que queramos, o escogiendo varias o una de ellas por separado. Del mismo modo, con solo un botón, podremos parar el tiempo y abrir el menú de «Comandar».

Este permitirá seleccionar las diferentes habilidades de nuestros personajes (o las añadidas por los anclados), que tendrán un tiempo de recarga al usarse, utilizar los objetos que nos podamos equipar o invocar potentes criaturas que nos ayuden (para poder emplearlas tendrás que llenar antes unas esferas que te darán el poder necesario). Aunque de primeras pueda parecer algo complejo de entender, el aprendizaje se va realizando poco a poco y pronto estarás enfrentándote en combates que requieran tener la vista en varios elementos y lo solventarás sin problemas.

¡Bah! Solo tengo que evitar que conquisten mi posición, sencillo.

Aunque cualquier enemigo es capaz de utilizar habilidades contra tus personajes, es importante ponerle un ojo encima a los jefes, duros oponentes caracterizados por alto nivel y sus barras de vida. Por ello siempre será interesante atacar desde atrás, pudiendo conseguir un extra al dar en el punto débil. Y para evitar que «perdamos» el tiempo cuando nos enfrentemos a estos magníficos oponentes, sumado a la opción de parar el tiempo, tendremos la posibilidad de adelantarlo (pudiendo escoger entre x1, x1.5 o x2).

Al final, los combates suelen ser enfrentamientos rápidos donde es difícil (se ha jugado la campaña en modo Normal) que no consigas acabar ganando. El estar pensando constantemente qué hacer, sumado a la aparición posterior de enemigos, suele generar que estés atento a lo que ocurre y preparado para explorar distintas posibilidades. Sin duda, es uno de los apartados más pertidos del juego.

Si conseguimos que todos nuestros personajes sobrevivan o alguna condición propia de cada misión, esta finalizará y nos darán experiencia y dinero para gastar. Además, si ningún personaje ha caído (pueden revivirse en batalla) o si acabamos antes de un tiempo determinado, conseguiremos recursos para mejorar habilidades, armas e invocaciones.

Así, con lo obtenido a cuestas, regresaremos a la base.

Es mejor lanzarse a la batalla con un buen plan

Esto es uno de los elementos que más me ha recordado al juego de Nintendo, Fire Emblem Three Houses, aunque con sus sutiles diferencias. Entre misiones, como buenos mercenarios, regresaremos a la base, un espacio cerrado que será el centro de actividad fuera de las batallas y por el que podremos movernos con un personaje en tercera persona. Este punto central será el lugar donde nos haremos con nuevas armas, mejoraremos las habilidades, conversaremos con los distintos personajes o, directamente, accederemos al briefing de la siguiente batalla. Para poder desplazarnos por el lugar, tendremos la opción clásica (a patita) o nos teletransportaremos utilizando el mapa (casi instantáneo, por lo que ahorramos tiempo).

De primeras, lo más importante es centrarse en cada personaje. En el menú dedicado, se le cambiar el arma, equipar accesorios (de la tienda) o añadirle mejoras propias. Para ello, con cada nivel aumentado, dispondremos de un punto que podremos gastar para aumentar su poder. En algunos casos será mejorar algún atributo, en otros tener más afinidad con otros personajes, etc. Como hay niveles límites, la selección de cada uno será diferente y tendrá que ajustarse al método de juego.

No sería un juego japonés sin una habilidad así

Pero también podemos optar por perfeccionar nuestra unidad de mercenarios. Además de subir puntuación con los éxitos en las batallas, tendremos la posibilidad de aumentar características que nos abrirán los medios para aumentar nuestro poder. Las diferentes insignias que conseguiremos serán las de «Meal Rank» (mejoras pasivas), «Skill Tree Rank» (mejoras en el árbol de habilidades), «Shop Rank» (más objetos en la tienda), «Weapon development rank» (nuevas armas en la tienda) o «Magiluminic orb research rank» (mejoras en las invocaciones que iremos desbloqueando).

Para elevar su nivel tendremos que ir realizando pequeñas misiones opcionales (que recomendamos realizar por sus beneficios) que van desde realizar combates con enemigos hasta pagar ciertas cantidades de dinero a los personajes que te lo pidan (esta suele ser la más dolorosa).

¿Y qué hacemos una vez tengamos las diferentes mejoras en las insignias? Aprovecharnos de ellas y visitar los distintos puntos de interés de la base. El «Institute» esconde los distintos árboles de mejora para las habilidades, las armas o las invocaciones. Cada una de ellas requerirá el uso de un material o puntuación para mejorar. De este modo, en el de las habilidades podremos reducir el cooldown, hacer que hagan más daño o que tengan un área de efecto mayor; en la de las armas podremos aumentar su rareza, al tiempo que subimos su daño y habilidades; mientras que con las invocaciones, les mejoraremos el daño, la cura, etc.

Otro lugar determinante para nuestros personajes es la tienda, espacio donde podremos comprar las armas que hemos creado en el «Institute», distintos objetos como pociones o accesorios. Estos últimos son elementos que pueden equiparse (dos en cada personaje) y que ofrecen mejoras en sus atributos o habilidades adicionales.

¿Me estás diciendo que voy a poder subir el poder de la «Carga montada» si voy consiguiendo mejoras?

Estos dos puestos, aunque interesantes de ver en la base, acaban resultando redundantes en el juego, pudiendo acceder a sus pestañas desde el menú antes del inicio de cada misión. Esto ha hecho que en muchas ocasiones, si no había una nueva insignia que conseguir, evitaba ir a esos lugares y directamente me metía en la siguiente batalla, sabiendo que tendría allí oportunidad de realizar el mantenimiento. Sin duda, un detalle que creo que podrían haber revisado.

Pero, si para hacer esas mejoras has perdido recursos por el camino, ya sea porque no hemos completado los retos de las misiones o porque nos hemos gastado el dinero en pociones y no hemos ahorrado para la mejora de las armas, disponemos de un mapa con el que podremos interactuar y revivir las misiones pasadas, pudiendo enfrentarnos a ellas con el poder actual y cumplir nuestros objetivos.

Si esos son los lugares de interés para el combatiente, no puedo ignorar el templo de cultura que es la Biblioteca. Espacio de visita obligada para el lector, se trata de un recopilatorio de todos los hechos, personajes y lore que rodea al juego. No mentiré diciendo que es inútil, pues hay varios momentos en los que he tenido que ir a sus páginas para comprender algunos de los hechos que habían ocurrido. Como he dicho, una delicia.

Ahora un poquito de musgo por encima de este árbol y…

Uno de los grandes aciertos de Square ha sido el estilo personal que le ha aportado el juego. Los escenarios se ven interesantes al presentarse como dioramas frente al jugador, sintiendo que estás enfrentándote en un campo de batalla de un wargame de miniaturas.

El problema comienza con las animaciones, un poquito justas en batalla, aunque acaban viéndose resultonas y cumplen en su faceta más estratégica. Lo que ya no puedo comprender es la simplicidad que se le ha dado a las mismas en las cinemáticas. La mayoría de las acciones se notan robóticas y algunas emociones que transmiten con la voz no acaban de plasmarse con el movimiento. Imagino que esto viene un poco por el amplio número de consolas al que llega, contando con algunas con menor potencia (aunque sigue sin ser excusa).

Dicen las malas lenguas que sigue aguantando los brazos así.

Eso sí, todo lo malo que digo de las animaciones, todo lo fascinante que es la caracterización de los personajes. Con un estilo artístico reconocido que recuerda a los Final Fantasy, la variedad de diseños transita entre diferentes épocas (medieval, revolución francesa, victoriana) y los mezcla sin que acabe de crear una disonancia en la vista.

De dragones y tronos

¿Quién podría acceder a componer la banda sonora de un juego con temática medieval con intrigas y traiciones? En ese papel se encuentran Ramin Djawadi y Brandon Campbell, compositores principales de la serie de HBO Juego de Tronos y la actual Casa de Dragones. Utilizando sus habilidades, entregan una banda sonora más que interesante y que vibra por momentos de las batallas.

Algunos textos no necesitan traducción para entenderse.

Ojalá se pudiera cerrar el apartado sonoro con una nota positiva, pero hay un detalle que resulta incomprensible a día de hoy. El juego ha llegado con doblaje al inglés y japonés, pero entre la selección de subtítulos no se encuentra el español, encontrándose otras lenguas europeas en el proceso. Quizás esta barrera de entrada sea un disparo en el pié de la propia Square, ya que muchos desestimarán la compra por este detalle.

Conclusión The Diofield Chronicle

Square Enix entrega un fascinante juego estratégico que hará que los amantes del género se afanen por encontrar las distintas formas de conseguir su objetivo. Con un sistema de batalla sencillo de entender, la profundidad del juego y de sus fórmulas permite que el reto alcance hasta donde cada uno quiera llegar, logrando una experiencia personalizada y dedicada para cada jugador. La jugabilidad se puede volver adictiva por su rapidez y lo pertido de las partidas, siendo enmarcada por una historia interesante, que aunque varía entre momentos épicos e instantes flojos que pueden volverla irregular, en general se encuentra bastante inspirada. Sumamos a esto una banda sonora sobresaliente y un diseño característico de la compañía.

Sin duda, con The Diofield Chronicle estamos ante uno de esos juegos tapados y orientados a un público específico que pueden llegar a llamar la atención de un grupo mayor de gente. Una pena lo del idioma.

The Diofield Chronicle está disponible para PS5, XBOX Series, Nintendo Switch, XBOX One, PS4 y PC. Si eres fan de los juegos de estrategia, no dejes pasar la oportunidad y si quieres completarlo al 100%, no olvides echar un ojo a la guía de The DioField Chronicle.

Lo mejor

  • El sistema de combate profundo, con múltiples variables
  • La rapidez con la que se suceden las distintas batallas, en apenas minutos
  • Una historia entretenida que sirve de marco perfecto para justificar las batallas
  • Un diseño artístico inspirado
  • Una banda sonora sobresaliente

Lo peor

  • La decisión de no incluir el castellano entre los idiomas de los subtítulos
  • Las animaciones de las cinemáticas
  • Algunos momentos flojos de la trama
  • La carencia de evolución de la mayoría de los personajes, siendo algunos un poco petardos
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De tierras gallegas con un lacón bajo el brazo. La vida frente a la pantalla me entregó unas gafas con las que veo en 8K. Me gustan las cosas bien narradas, sean del formato que sean. Mis estanterías están a rebosar de juegos, libros, miniaturas...

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