Hoy os traemos un post muy particular sobre películas, series y futuros distópicos. Ciudades destruidas, pandemias o guerras mundiales que configuran un nuevo futuro pasado inevitable. Nos adentraremos en las puertas del tiempo y el espacio ataviados con nuestras mejores galas…

¿Te vienes?


La Jetée (Chris Marker, 1962)


Corría el año 1962 cuando Marker construía las bases de la ciencia ficción y los viajes en el tiempo con este cortometraje. Además de dolor de cabeza, La Jetée dio mucho de qué hablar. Planteada a priori como una sucesión de fotografías con una voz en off (en francés), esta cinta contiene todos los ingredientes que utilizaría posteriormente la ciencia ficción en el cine. Pero ojo, es mucho más que fotografías en blanco y negro simultáneamente. Además de un alarde técnico en el que se entremezclan planos fusionados -sin perder la continuidad-, la fotografía es espectacular.

Pero vayamos por partes. ¿Qué es lo que más nos llama la atención sobre La Jetée? El tiempo. Veréis, la trama tiene lugar en un París distópico, asolado y destrozado por la III Guerra Mundial. Es un tiempo futuro, sí. Pero también es un tiempo pasado, puesto que de ninguna manera lo podemos cambiar. Esos hechos ya han ocurrido en la trama -futura-, lo que propicia el por qué de contar esta historia.

Aún con todo este galimatías, toda la cinta gira en torno a un bucle espacio-temporal del que el protagonista tratará de escapar. Pero todo, absolutamente todo, cobrará toda su esencia al final. Así que… ¡No te lo pierdas!

Brazil (Terry Gilliam, 1985)


Gilliam
no podía menos que basarse en la novela de George Orwell, 1984 y poner el sello en una de sus cintas más distópicas. Más que una crítica social, es una crítica al sistema y a la naturaleza humana. Pero, por partes por favor.

Entorno al humor seco y satírico -muy característico de Gilliam, el más surrealista de los Monty Python-, y la música de Ari Barroso, el director nos construye un futro distópico y nada agradable. Una máquina burocrática lo controla todo, y ojocuidado, que nunca comete fallos. Pero… El destino no contemplaba esta opción, por lo que a causa de un «bug» -nunca mejor dicho, y ya veréis por qué al ver la película-, resulta que, ¡zas! La máquina comete un error y causa la detención de un ciudadano inocente y su fatídico final. Como nadie quiere hacerse cargo ni del papeleo ni del terrible hecho del fallo a nivel burocrático, todo ello recae en las manos de nuestro protagonista, Lowry. Tal es su personalidad, carente de ambición pero curiosa al mismo tiempo que, termina por ser declarado una persona antisistema y con todo lo que ello conlleva.
 

Twelve Monkeys (Terry Gilliam, 1995)


Después de la ida de pinza y de presupuesto con Brazil, a la hora de realizar Twelve Monkeys, Gilliam tuvo ciertos «parámetros monetarios» de los que no se pudo salir ni un sólo ápice. Aún así, esta cinta fue todo un logro por muchísimos motivos. Siguiendo la estela de La Jetée, Gilliam nos planeta un futuro distópico a causa de un agente biológico y se desencadena una pandemia que termina con toda la humanidad. Todos somos potenciales víctimas y victimarios (supongo que, lamentablemente os suena todo esto, ¿no?). Pues aquí radica la clave, en el futuro todos sobreviven como pueden huyendo del virus y contando los días que faltan para la extinción, hasta que entra en escena James Cole (Bruce Willis), un presidiario que debe viajar en el tiempo al pasado para tratar de impedir la catástrofe. Es muy interesante su visionado, además porque aparece un estelar Brad PittBrad siempre es bien y, en mi modesta opinión-, en uno de los mejores papeles que desempeñó en los noventa.

El cuento de la criada (Bruce Miller, 2017)


Hablamos de decadencia de la humanidad, de ese mito en el que el avance y auge tecnológico termina por llevarnos al exterminio. No pudimos evitar mencionar esta serie en la que, June, nuestra protagonista está atrapada en ese futuro distópico al igual que James Cole. Ambos tratan de salvar esa humanidad ya condenada y, por qué no, al final, buscar su propia salvación. Están en una realidad de la que no pueden huir, angosta y opresiva por multitud de elementos y entornos. Y sin embargo, ansían la búsqueda de la felicidad aunque todo pinte realmente fatídico. Hay muchos paralelismos en los dos casos, aun con diferencias en la trama. La naturaleza muerta y la ausencia de control en la propia realidad, serán las claves para comprender cómo funcionan este tipo de distopías. Y, además, en ambos casos son obras realmente premonitorias y/o basadas en nuestra realidad más cercana. ¿Repelús? Un poquito, sí.

12 Monkeys (Terry Matalas, 2015-2018)


No podríamos olvidarnos de esta serie de Matalas ideada a partir de la obra de Gilliam y la de Marker. Las premisas son «cuasi» las mismas pero aquí la serie está planteada de inicio a fin con los viajes en el tiempo como protagonistas. Estad preparados para varios plot twist de los que dejan la boca abierta y cortan la respiración. Y, además, todo gira en torno a una pandemia mundial que se desencadena con muy poco margen de diferencia con la presente situación por el Covid-19. Imágenes escalofriantes que ya presagiaban lo que estaba por llegarnos. Pero, y eso sí, con un final muy diferente donde los tejidos del tiempo serán las claves para comprender una obra sin apenas anacronismos. ¡No puedes perdértela!


Cuéntanos, ¿qué más películas y series se te ocurren?
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Hedonista del Arte y los placeres visuales. Investigadora sobre artes plásticas, nuevas tendencias y gamer a tiempo completo.

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