Cuatro años después de su última película [Aniquilación (2018)], Alex Garland regresa a la gran pantalla para traernos un thriller psicológico con grandes dosis de terror: Men. Recordando a películas como Midsommar (2019), donde la historia recoge tintes más subconscientes, el director y guionista se adentra en el sentimiento de pérdida y sus efectos durante el luto, sin olvidar referencias a la cultura del machismo.
Men se estrenará en los cines españoles el día 22 de julio de 2022 de la mano de Vértice 360. ¿Nos ha parecido tan aterradora? ¿Hemos salido con buen cuerpo de la sala? Seguid, que os lo contamos.
El peso del pasado en el presente
Harper -Jessie Buckley- no puede sacarse a su exmarido de la cabeza. En medio de los trámites de divorcio, él -Pappa Essiedu- muere en un accidente y acaba afectándole tanto que tiene que huir de la ciudad para tener unos días de distensión. El lugar escogido: una casa de un pequeño pueblo en medio de la campiña británica. Su nuevo «casero» -Rory Kinnear-, amable desde el inicio, le abre las puertas del hogar y de su nueva tranquilidad, pero pronto descubrirá que sus heridas no podrán sanar tan fácilmente, que hay veces que el camino es difícil de recorrer y acabarás metiendo las manos en el barro para sanar.
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Todo empieza y acaba en el pasado de Harper, las heridas abiertas tras un accidente |
Planteada desde el inicio como una película de terror, Alex Garland logra aunar en su narrativa esa sensación de ansiedad y la construcción de momentos que hacen que tu cabeza de vueltas hasta rozar la locura. Sin aparente piedad, coloca los elementos y los va moviendo a antojo comenzando con un malestar, notando que algo no está yendo bien y continuando en un aumento de las acciones y tensiones que tendrán como final la catarsis de la protagonista. Eso sí, las escenas de máxima tensión te mantienen pegado a la butaca, contrastando con algunos momentos donde la línea fina con el gore se hace latente.
Todo avanza a su ritmo. La historia se toma el tiempo para desarrollar cada una de las situaciones, dejando pequeñas migas para que el espectador pueda ir creando el cuento en su cabeza. Es cierto que hay momentos donde lo críptico puede llevar a distanciarnos un poco de la trama, llegando entonces al final (¡menudo final!) y arqueando los hombros al no saber a ciencia cierta lo que se ha visto. Y aquí radica el verdadero problema de la cinta. La trama se sirve de constantes alegorías para ir mostrando una realidad subjetiva, la realidad de Harper. Sirviéndose de una narrativa visual muy potente, es fácil omitir alguno de los significados que se ha querido transmitir, por lo que puedes perder el hilo y venderte únicamente al aspecto visual (muy destacado y del que hablaremos más adelante).
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Aunque no lo parezca, eso de ahí es un niño. Y maldito niño, también digo |
Y puede que uno de los momentos en los que sientas eso es cuando veas la cantidad de personajes masculinos que moran en el pueblo, cada uno representado por Rory, pero caracterizado de distinta manera. No es difícil realizar una similitud entre la evolución de los comportamientos que tienen con Harper con la cultura del machismo o de la masculinidad tóxica: desde justificaciones de violencia hasta violencia explícita.
Identidades compartidas
Como ya le hemos visto hacer en Ex Machina (2015), Alex Garland no teme enfrentase a elencos con pocos personajes, de los que exprime cada segundo en pantalla para darles la forma que quiere. De este modo, aquí tenemos a dos actores que se llevan la inmensa mayoría de los minutos: Jessie Buckley y Rory Kinnear.
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Hay que desayunar fuer… Espera, ¿qué es esa mancha que hay tras la ventana? |
Jessie Buckley interpreta a Harper, una mujer con un trauma que la lleva acompañando desde le muerte de su exmarido. Ya desde ese inicio podemos ver cómo su vida es alterada por las acciones de un hombre, algo que acabará aumentando a lo largo de la cinta, buscando esa liberación. Sólida en cada una de las escenas en la que aparece, muestra muy bien esos cambios psicológicos según avanza la trama, resquebrajándose cada vez más.
Rory Kinnear, por su parte, se vuelve un camaleón en escena y da vida a diferentes personajes masculinos: un camarero, el casero, un cura, un policía…, incluso un niño (cuyo cuerpo pertenece a Zak Rothera-Oxley). Cada uno de ellos representando distintas posiciones desde las cuales plantear una visión de las acciones de la protagonista. La oración «no todos los hombres son iguales» cobra aquí significado propio, ofreciendo una dimensión estética desde la cual analizar la cinta. En cualquiera de sus roles, el actor se encuentra magnífico.
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No hay momento en el que no sientas que algo malo está ocurriendo |
Menos tiempo tenemos para ver a Pappa Essiedu, localizándolo en escenas de recuerdo o algunas con gran toque metafórico, aunque su importancia es clave para la historia. Lo mismo le ocurre a Gayle Rankin, la cual ocupa el papel de amiga de Harper a la que le cuenta las cosas (y así nosotros nos enteramos).
Y, aunque aparecen dos personajes menores más, su tiempo e importancia son menores para la trama.
La belleza de lo extraño
Si algo hay que destacar de Men, es la cuidada puesta en escena que hace de cada una de las secuencias. La elección de la campiña londinense permite generar un entorno grisáceo y verde, que se va tornando más oscuro y rojizo con el paso de los acontecimientos. La belleza de algunos planos es sorprendente, destacando aquí el trabajo de dirección, arte, iluminación y maquillaje.
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«Una manzana no hace daño a nadie, ¿verdad?» dijo Eva |
La utilización de los tonos también permite diferenciar temporalmente los sucesos, escogiendo unos tonos más cálidos para el pasado que contrastan con el presente frío del pueblo.
Conclusión
Alex Garland nos presenta una historia de sanación donde la protagonista ha de lograr eliminar unas heridas relacionadas con su pasado más cercano. Alrededor de esa trama, logra generar un universo de metáforas paganas y religiosas donde se alzan en conflicto los diferentes pilares de una sociedad caduca. Desde una mordida de la manzana simbólica, Harper bajará a sus propios infiernos para intentar salir viva. El plano estético está desarrollado con gran maestría, pero, junto al propio misticismo de la obra, puede llegar a extrañar a muchos, no llegando a entender el final.
Vértice 360 traerá Men a los cines españoles el 22 de julio de 2022. Te gustará si disfrutas de historias de terror que te hacen pensar tras su visionado. También te gustará si un poquito de gore no te desagrada.