Para el tercer aniversario de la catástrofe llega de manos de Vértice 360 Arde Notre-Dame, la película con la que Jean-Jacques Annaud quiere homenajear a todos los bomberos que lucharon por apagar el fuego que asolaba la histórica catedral de París. Con un tono dramático y con ciertas dosis de crítica social, el gran director francés realiza un acercamiento recreando las labores llevadas a cabo por los equipos que pusieron fin a las llamas, al tiempo que amplia el visor para observar las reacciones de la gente y sus pensamientos sobre lo acontecido.

La película llega a los cines el día 22 de abril de 2022. ¿Ha logrado que se reviva en la sala el sentimiento de aquel momento? ¡Veamos!

Nuestra Señora de Notre-Dame de París

15 de abril de 2019. La noticia llegaba a la prensa y la gente encendía la televisión: Notre-Dame estaba en llamas. El miedo ante un atentado estaba en el aire (alimentado por mensajes llenos de fake-news), mientras que muchos solo veían un símbolo devorado por el fuego. Por un momento, las calles de París se llenaron de gente paralizada ante la catástrofe y los equipos de bomberos recorrían las calles para intentar llegar y aplacar la situación. La gran historia la conocemos y la vivimos a través de las redes y las noticias, pero en la cinta quieren bajar a las entrañas de las operaciones que se realizaron para llevar a cabo ese dispositivo. 

Con un marcado ritmo pausado, la película inicia en los momentos previos al incendio, mostrando diferentes causas que pudieron propiciar la aparición de las llamas, pero se evita casarse con alguno de ellos. Aun así, lejos de dejar en manos de un mal mantenimiento o un cigarrillo la razón, comenzamos a conocer algunos errores humanos que se fueron superponiendo hasta que todo se volvió inevitable, desde vigilantes novatos hasta problemas con los códigos. Así, tras minutos sin conseguir localizarlo, este creció con fuerza y la catástrofe se originó. La alarma llegó a los bomberos, iniciando así una maniobra en la que tendrán que luchar contrarreloj para extinguir el fuego que arrasa una de las construcciones con más historia de Europa.
Agua gana a fuego, pero agua destruye piedra… ¿Qué podemos hacer?

Jean-Jacques Annaud es uno de los directores más internacionales del Viejo Mundo y bajo su mano se han creado grandes películas que muchos guardan en su memoria [En busca del fuego (1981), En el nombre de la rosa (1986), El oso (1988)]. Para la realización del proyecto se informó de todo lo acontecido en aquel momento y buscó vídeos de diferentes personas que reflejaran los sentimientos que se vivieron. El montaje, al final, se encuentra entre una mezcla de escenas grabadas para la película y algunos de los vídeos reales del día, consiguiendo una visión global

El guion, en el que le acompaña Thomas Bidegain, estalla en el momento en el que el fuego es declarado en la catedral, dotando de mayor ritmo a la trama y buscando esa tensión por lo que está ocurriendo. Aquí surge un problema, pues la gente es conocedora de los hechos y conoce el resultado, por lo que muchas escenas en las que se busca la épica, incluso con la música de Simon Franglen, acaban reducidas a meros trámites donde el disfrute llega más por los ojos que por lo que intentan contarte. Aunque siendo sinceros, eso es algo que difícilmente iban a poder resolver.
La construcción de escenarios para grabar escenas dota de realismo a las escenas

Además, como adelanté antes, la película está empañada con multitud de detalles que están montados para lanzar una pulla a la sociedad, aunque alguno de ellos sirve para generar un poco de comedia (alguna creo que involuntaria) o relajación. Donde más pueden verse es en los atascos que sufren los bomberos para intentar llegar a la zona de acción, luchando contra el tráfico y contra las personas que habitan la ciudad. Aunque, no se pueden olvidar las referencias a comentarios de otros mandatarios y sus «sorprendentes» métodos para apagar las llamas (el que quiera entender que entienda).

Por otra parte, no hay que olvidar el plano religioso que rodea algunas secuencias de la película. Desde el encuentro en medio de las llamas con un hombre recuperando el cáliz con la hostia consagrada o el trabajo por recuperar las reliquias sagradas que se alojan en la catedral. Son escenas que evidencian el misterio y, al mismo tiempo, el control por sus tesoros, pero que en varias ocasiones generan un poco de extrañeza ante su aparición o resolución (caótico en algunos momentos).
Algunas escenas son preciosas y entran muy bien por los ojos

Pero ante el caos aparente de todo el dispositivo, los que se erigen como salvadores son los bomberos. Restaría importancia si me pusiera a hablar de ellos individualmente, pues cada actor resuelve de manera solvente su papel (con pequeñas excepciones) y se demuestra el trabajo que ha habido detrás. En general, el papel actoral es digno y se ciñe a lo que se espera de ellos en cada momento.

El realismo y la fascinación por el fuego

Cuando hablamos del fuego y del ser humano, tenemos que tener en cuenta esa fina línea que diferencia el gusto y el mal. Jean-Jacques ya había explorado parte de esa fascinación y su uso en el origen de la sociedad en En busca del fuego, pero aquí muestra el peligro y la destrucción acompañando la belleza en las interesantes escenas en las que aparece (como las sombras sobre las gárgolas o los diseños góticos).
Estas gárgolas no se mueven ni empiezan a cantar… pero siguen siendo igual de ancianas

Pero para conseguir impresionar con las diferentes secuencias, ha tenido que realizar una recreación de los distintos lugares que quería representar de la catedral, consiguiendo que, en todo momento, la amenaza a la que se enfrentan los bomberos parezca real y amenazante dentro de la cinta. Es así como nos encontramos con un campanario en llamas, unas escaleras que se quedan bloqueadas o, sin lugar a dudas, la escena de la caída de la aguja en el interior de Notre-Dame. Esa secuencia, además de su dificultad técnica, se encuentra entre los más bonito de toda la película, destacando el esfuerzo del equipo para que todo fuese realista dentro del set y evitar así el uso indiscriminado del CGI.

Por su parte, cada plano tiene un exquisito uso de la fotografía a manos de Jean-Marie Drejou.

Conclusión

Han pasado tres años desde que el fuego acabó con buena parte de los tejados, la aguja y gran número de piezas del interior de Notre-Dame. Siglos de historia quemados en apenas una noche en la que muchos observaban perplejos como un icono ardía. 


Arde Notre-Dame es una película con un claro mensaje que quiere transmitir y, durante sus casi dos horas, trabaja para que tengamos claro que el papel y el buen hacer de los bomberos fue determinante para que toda la estructura pétrea siga en pie. Acompañado de una fotografía impecable, nos entregan un guion que busca atender a mucho y puede llegar a generar cierto caos en su seguimiento.  El drama y las situaciones que requieren más tensión generan agobio, pero siempre con la mente colocada en ese final que todos conocemos. Lo que sí que me sorprendió fue la inclusión de varias escenas que parecen más propias de comedia y que empañan ese tono tan serio con el que tratan el evento.

Arde Notre-Dame saldrá en los cines españoles el 22 de abril de 2022. Disfrutarás de esta película si eres de los que se emocionan con el levantamiento frente a la adversidad o si te deleitas con escenas cargadas de gran belleza o simbolismo.
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De tierras gallegas con un lacón bajo el brazo. La vida frente a la pantalla me entregó unas gafas con las que veo en 8K. Me gustan las cosas bien narradas, sean del formato que sean. Mis estanterías están a rebosar de juegos, libros, miniaturas...

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