Si os digo Kwisatz Haderach y no solo sabéis lo que significa si no que además sabéis escribirlo sin tener que mirar en Google, entonces estáis en el lugar correcto. Si no es el caso, solo deciros que después de ver esta película vais a seguir sin saberlo, pero tendréis unas ganas enormes de averiguarlo, ya sea viendo la película de 1984 de David Lynch o leyéndoos las novelas. Y es que esta nueva adaptación de la novela que nos trae Denis Villeneuve de mano de Warner Brothers no solo viene a destronar ─si es que realmente conquistó algún trono─ a su predecesora, si no que pretende crear una nueva saga de fantasía galáctica ¡que pueda competir con Star Wars! ¿Será capaz de conseguirlo? Pues seguid con nosotras.

¿Una space opera o una «politic» opera?

Paul Atreides, hijo de la Dama Jessica y el Duque Leto Atreides, es el futuro heredero de una de las Casas más importantes al servicio del Emperador, regente de lo que será nuestra galaxia dentro de unos diez mil años. Si bien su destino era gobernar Caladan como lo así fueran sus antepasados, por orden del Emperador la Casa deberá trasladar su sede y gobierno al inhóspito planeta de Arrakis para hacerse cargo de la recolección de «la especia», el material más valioso de toda la galaxia sin el cual los viajes interestelares serían imposibles. Lo que se supone que haría de la Casa una de las más ricas conocidas, pronto se convertirá en una trampa mortal orquestada por su anterior gobernante y enemiga de Atreides, la casa Harkonnen. 


Bajo esta premisa se nos presenta la odisea del joven Paul, interpretado por el también joven Timothée Chamalet, que poco a poco irá descubriendo que su papel en esta historia no es simplemente el de heredero si no que tendrá que convertirse en el salvador del planeta Arrakis y de los misteriosos Fremen, verdaderos habitantes de Dune ─nombre que los locales han dado al planeta por sus interminables desiertos─. Este cliché nos debe sonar de decenas de «películas de héroes» y hacernos dudar de la calidad del film, sin embargo, el planteamiento que han decidido tomar Villeneuve, junto a los guionistas Jon Spaiths y Eric Roth, ha sido el de contarnos una trama política disfrazada de Space Opera, donde los personajes no son más que peones en un tablero y la verdadera partida la están jugando otros fuera de la lucha. Para darnos esta sensación de «PNJ» con los protagonistas, el tratamiento que se hace de sus personalidades e intereses son más bien superficiales, sin entrar en deseos o ambiciones más que lo justo para entender sus movimientos en esta estrategia. Veremos morir a personajes a los que deberíamos de tener cariño y que nos hará sentir nada por esa perdida, son solo figuras.

Y este es precisamente el principal problema de la proyección, al no hacernos empatizar con sus personajes y ser casi una sucesión de presentaciones de figuras y pequeños movimientos estratégicos cae en el peligro de hacerse aburrida o tediosa. Estamos hablando de una historia de 155 minutos de duración y que es solo el preludio de la verdadera trama que se desentraña en la parte dos, porque sí querido lector, Dune se compone de dos partes. Sin embargo, Villeneuve ha conseguido que si llegamos a aceptar esta premisa de odisea de un héroe que a priori no es nadie, consigamos mantener la intriga hasta el final de la cinta deseando que no llegue ese claro momento en el que van a aparecer los créditos para decirnos que «no más, se acabó, ahora toca esperar». ¿Y como ha conseguido esto? Con un excelente manejo de los tiempos, la acción y las pausas y una banda sonora sublime a cargo de, como no podía ser de otra manera, Hans Zimmer.


Si bien, el estilo elegido esta vez por Zimmer nos puede recordar bastante a Blade Runner 2049 ─película dirigida también por Villeneuve─, en esta ocasión el compositor ha optado por un tipo de partitura con unos toques exageradamente tribales o indígenas que usadas en determinadas partes del film y acompañado de una acústica de sala devastadora, hace que se pueda sentir en el pecho el ritmo que ambos directores querían imprimir a la escena. Y es que la acústica de la sala va a ser parte importante si no imprescindible para el correcto disfrute de la cinta. No queremos entrar en el debate de si las películas están hechas para disfrutarse nada más que en la sala de cine tal como pretendía el director, pero lo que si es cierto que aunque de primeras el volumen de los efectos llega a hacer daño a los oídos ─señores de Kinepolis, esto es un aviso para revisar un poquito quizá la ecualización de sala─ al rato de meterte en la película entiendes que es parte necesaria de la narración y que posiblemente en casa, en una televisión cualquiera, te estes perdiendo una gran parte de la experiencia.

¿Sólo caras bonitas?

No hemos querido entrar para nada en detalles del reparto, y os preguntaréis cómo es posible con el elenco tan impresionante que han elegido para esta película. Y es precisamente por lo que hemos explicado antes sobre la sobriedad de los personajes y la no importancia personal de estos en la pantalla. Así pues, actores de la calidad de Oscar Isaac, Josh Brolin o Charlotte Rampling con interpretaciones dignas de su nivel no destacan ni pasan por encima de ninguno de sus compañeros de reparto menos reconocidos por la critica como Rebecca Fergusson, Dave Bautista o Jason Momoa por poner un ejemplo. No olvidemos que Javier Bardem sale en el poster promocional y su actuación se resume en escupir al suelo y ser un insulso «líder» que rápido se doblega ante una Bene Gesserit.


¿Queremos decir con esto que se ha conseguido un plantel de actores para hacer taquilla y que fácilmente podrían haber sido otros los que interpretaran a estos personajes? Nada más lejos de la realidad, creemos que están escogidos con mucho mimo, el porte de Isaac, la dureza del rostro de Brolin o las miradas de Ferguson dejan claro que están ahí porque así lo requería el guion. Hay que tener además en cuenta que algunos de estos personajes, que casi son figurantes durante la primera parte de esta saga, tendrán más importancia en la película que se estrene próximamente y que por tanto no son solo una cara bonita. Y hablando de caras bonitas, Timothée Chalamet me parece una acertadísima decisión para cumplir con el papel de Paul Atreides. Si bien es cierto que en el momento del rodaje tenía la misma edad que Kyle MacLachan (25), el actor actual tiene una cara mucho más suave e infantil que encaja mejor con los supuestos quince años que tiene el protagonista en las novelas ─en la cinta no se dice la edad de Paul y en verdad mejor así para no entrar en problemas morales─.

Conclusión

Dune (Parte 1) de Denis Villeneuve nos ha parecido una increíble película que, si bien nos recuerda demasiado en el orden, diálogos o determinadas escenas a la versión de 1984 de David Lynch, supera con creces a nivel de producción y audiovisual lo que el director estadounidense consiguió hacer con los medios que había en su época. Es más, estamos completamente seguras de que, si Frank Herbert viviera y pudiera ver esta producción, nos diría que es posiblemente lo que tenía en su mente cuando escribió la serie de novelas, o incluso, mucho más. La fotografía, la música, los efectos sonoros, el rediseño de personajes, vehículos, vestuario y sobre todo la inclusión racial y de genero, hacen de esta película una perfecta representación de lo que es la ciencia ficción tal y como la esperamos hoy en día. Vemos difícil que pueda destronar a Star Wars ahí donde Disney la ha puesto, pero desde luego los amantes del género vamos a estar más que conformes con el resultado de este reboot de la famosísima novela.

Os recordamos que Dune se estrena en España el próximo día 17 de septiembre de 2021, exclusivamente en cines, y que os recomendamos encarecidamente que la veáis en una sala de proyecciones para poder disfrutar al máximo del contenido audiovisual.

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Crecí delante de un Commodore 64, lo siguió el PC y después la Megadrive. Desde entonces soy una poli-pc-consolera. Mis juegos favoritos son las sagas de Tomb Raider, Final Fantasy, Dragon's Dogma o Baldur's Gate. Prefiero los juegos de un solo jugador a los online, aunque le doy al Fortnite y al Ovewatch 2 de vez en cuando.

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