Hoy es San José, un día para felicitar a todos los «joses» y las «josefas» y también a los que son papis por qué no, a los que tenemos la suerte de tener un buen padre a nuestro lado.
Creo que la imagen promocional de God of War que he usado al inicio de esta entrada ha tenido su polémica, la verdad es que ni me quiero preocupar por lo que hayan dicho, dejado de decir ni qué derechos vulnera. Lo que en verdad quiero en un día como hoy es recordar mi relación con mi padre y los videojuegos.
Quién no ha tenido a sus padres como dioses poderosos e inmortales, que todo lo saben y todo lo pueden hacer cuando somos pequeños. En mi caso tenía a mi padre en un pedestal un poco extraño, tan especial era para mí que de pequeña decía que no era mi padre, si no mi amigo, como ai la amistad era aun más grandiosa a nivel relación y hasta tal punto era, que nunca lo llamaba «aita», «papá» o «padre», si no por su nombre, Félix.
Mi padre solía regañarme con la boca pequeña por no llamarle como el resto de niños a sus padres, pero cuando se daba la vuelta se iba con una sonrisa. Él era mi mejor amigo, cuántos padres querían eso con sus hijos.
Mi padre era un genio de todo lo que hacía, cuando aparecía por casa después de trabajar, se dedicaba a mil y una cosas de manera ordenada, eficiente Y resolutiva. Si se averiaba algo, ahí reparaba, y si llegaba un nuevo aparatejo a la casa, ahí lo montaba y configuraba. Ya fuera el reproductor de vídeo o el Cerebro de la Bestia, la Super Nintendo que me cayó del cielo después de dar mucho la brasa pidiendo una video consola.
Hoy día soy yo la que le enseña a mi padre cómo utilizar su smart phone (por supuesto, un iphone), y hasta me burlo con cierta tristeza de su torpeza cuando no se entera de algo, porque tiempo atrás esa escena estaba dada la vuelta, él me enseñaba todo a mí y yo lo miraba con gran admiración y orgullo. La admiración y el orgullo es lo que no se ha dado la vuelta de esa escena a hoy día.
Todo cambió cuando vi el anuncio de Street Fighter. «¡Lo quiero, lo quiero!» Y supongo que para no oirme, me lo compraron. Mi padre puso el juego para comprobar como era antes de dejarme. Era mi propio PEGI censor. Probó varios personajes hasta que se puso a los mandos de Chun Li. A mi padre le entusiasmó el personaje y hasta imitaba su «yata», voz que emitía al vencer una batalla y que por su parecido a «ya está», mi padre empezó a utilizar la expresión cada vez que terminaba cualquier absurda tarea. Era tal su amor por Chun Li, que cuando le tocaba luchar contra ella, me pedía que la venciera por él porque era incapaz de hacerla daño. No cuesta mucho imaginar que era solo en aquellos ratos cuando me dejaba jugar, porque en cuanto llegaba me quitaba los mandos diciéndome que era malo jugar tanto tiempo y que tenía que parar (nunca se preocupó de informarse si llevaba mucho tiempo o no, a veces la acababa de encender pero no era un argumento válido).
Por una buena temporada odié a Chun Li y que mi padre no me dejara jugar, pero también lo miraba jugar y admiraba su destreza. Ahora recuerdo aquellos momentos como algo gracioso y nostálgico, mi última partida con él fue a los bolos de Wii Sports y aunque sea el mismo juego o tipo de juegos, espero que me queden muchas más partidas con él.
Feliz día del padre.
4 comentarios
Me alegro de que hayas podido disfrutar con tu padre de los videojuegos y que lo hayas compartido con nosotros 😉
En mi casa mis padres no tuvieron ganas de descubrir este mundillo por lo que a la única a quien lograba convencer, tras mucha insistencia, era a mi abuela a darle al Tekken 3. Como yo era bastante pequeña y mala (de hecho sigo 'apestando' pese a que me lo pase bien) me metía unas palizotas de órdago.
Jajajaja qué bueno Verónica, gracias por compartir tan bonito recuerdo. Mi abuela en mi caso se me resistió, pero siempre me compraba los "cuentos", como ella llamaba a los videojuegos. Grande tu abuela 😉
Mi padre no es nada de videojuegos. Solo lo recuerdo jugando al solitario del Windows y al Duck Hunt en la NASA que teníamos. No se le daba nada mal.
Me ha encantado tu entrada!! Y me alegra ver que hay alguien más por estos lares cuya ascendencia disfrutaba y compartía los videojuegos con sus hijos. La pena es que parezca que ya no le atraen tanto… Pero bueno, todos nos hacemos mayores… Aunque en mi caso, mi padre no para darle a la 3DS jejeje