Análisis de Final Fantasy XV en PS4

Pues sí, ya sé que voy con retraso respecto a la mayoría pero me regalaron el juego por Reyes y hasta hace apenas unos días no me lo he terminado y viendo todos los cambios que ha introducido Square Enix con su decimoquinta entrega no me ha quedado otra que hacer un análisis para contaros mi opinión sobre si realmente el giro que ha dado la saga Final Fantasy en cuanto a jugabilidad ha merecido la pena o no. Así que vayamos por partes, lo primero es realizar una pequeña introducción para luego pasar a la historia y después centrarnos en la parte más técnica.

Antes de comenzar hay que mencionar que Final Fantasy XV no se llamó así en un principio. El juego fue anunciado en en el E3 de 2006 para PlayStation 3 bajo el nombre de Final Fantasy Versus XIII, de ahí que formase parte del universo Fabula Nova Crystallis: Final Fantasy junto con Final Fantasy XIII, Final Fantasy XIII-2, Final Fantasy Type-0 y Lightning Returns: Final Fantasy XIII.

Desde que se anunció y hasta que volvimos a saber de él pasaron unos cuantos añitos, ya que hasta enero de 2011 no se le vió el pelo y fue calificado por los especialistas de la industria como ‘Vaporware‘, o lo que es lo mismo, proyectos que están abandonados sin cancelación oficial. Por suerte, esto no llegó a suceder y en junio de 2013 resurgió de sus cenizas como un nuevo juego que ahora se llamaría Final Fantasy XV y cuya plataforma de lanzamiento había cambiado de PS3 a PS4 y Xbox One.

Reclamando mi trono

El protagonista del juego es Noctis Lucis Caelum, Noc para los amigos, un quinceañero (porque parece que no tiene más años) al que le ha caído el marrón de heredar el trono del reino de Lucis, un país que posee el último cristal en el mundo, algo que es beneficioso para las diferentes situaciones políticas, económicas y bélicas del país. En un primer momento, todos los países tuvieron su cristal, pero acabaron perdiéndolo a causa de las guerras. Como era de esperar, el resto de países ansiaban hacerse con el control del cristal, pero tras una guerra y un tratado de paz se llegó al final de la disputa.

Pero ¡oh, sorpresa! En la noche en la que se supone que se va a firmar el tratado de paz entre Lucis y Niflheim, el emperador de esta última derriba la barrera mágica de Insomnia para permitir la entrada de su ejército arrasando todo a su paso incluida la cabeza del rey Regis Caelum. Así, el príncipe Noc es declarado muerto y cuando se entera de lo que ha pasado decide tomar cartas en el asunto para recuperar lo que es suyo.

Durante este periplo nos acompañarán Ignis, Gladiolus y Prompto, sus panda de amigos de toda la vida y que hacen de guardaespaldas del príncipe, y digo hacen porque son unos inútiles de mucho cuidado, pero eso ya lo comentaremos en el apartado de jugabilidad. Y hasta aquí puedo leer para no soltar spoilers y estropearos la historia del juego.

Jugabilidad

Esta nueva entrega, a diferencia de la anterior se ha centrado en ofrecernos un mundo abierto en el que poder realizar infinitas (y aburridas) misiones secundarias junto con misiones de la historia principal. En mi caso, os diré que comencé alternando la historia principal con las secundarias, pero viendo que las últimas eran todas del estilo ‘¡Uy!, me falta una plantita, ¿me la traes?‘ o ‘necesito una carne especial para mi receta, ve a comprarla‘ opté por no perder más mi tiempo y dedicarme a la historia principal.

Ambos tipos de misiones se diferencian por el color del icono en el mapa, siendo azules las secundarias y rojas las principales. En el mapa aparecerá señalada la que tengamos activa junto a otros puntos de interés como  tesoros, ciudades o lugares de descanso.

Final Fantasy XV se diferencia del resto en que ha dejado de lado al sistema de combate por turnos, algo que como tal dejó de existir tras Final Fantasy X pero que aún prevalecía de alguna manera. Ahora, se podría decir que es un machacabotones con un sistema de cámaras pésimo, ya que puede ponerse delante tuya un árbol que como no muevas tú la cámara puedes estar pegando a los botones sin saber a lo que estás dando.

Para mi gusto es todo un atraso porque si algo molaba de estos juegos y que los hacía diferentes era precisamente eso, pero bueno, supongo que se tienen que adaptar a los tiempos y molará más que sea una batalla más dinámica que táctica. En cualquier caso, tenemos diferentes combinaciones y armas para ser los ganadores.

Nuestro personaje, al igual que el resto, podrá ir adquiriendo habilidades a medida que vaya subiendo de nivel y gastando PH (Puntos de Habilidad) para tener nuevas técnicas o beneficios para las batallas. La experiencia la acumularemos ganando batallas, terminando misiones o batidas de caza y sólo se aplicarán a los personajes cuando duerman en un campamento o en un lugar de descanso (soltando los guiles claro que dormir resguardado no sale gratis).

Otro punto flaco del juego es que ahora no tenemos ningún personaje que sea mago como tal, sino que podremos construir hechizos a medida que recolectemos fuego, hielo o electricidad… Así que ya no tendremos nuestro amado ‘Lázaro’ para revivir al algún miembro del equipo, pero como recompensa podremos ‘revivir’ a los compañeros que entren en estado de Agonía (sin vida) con tan solo acercarnos a ellos antes de que sea demasiado tarde.

Respecto a las armas hay de varios tipos: espadas, lanzas… o las pertenecientes a los reyes del pasado. Las armas de los reyes son bastante poderosas, pero tienen una pega, que si las usas pierdes vida ¡Yeah! Se pueden encontrar en las diferentes mazmorras (la mayoría de poca duración) repartidas por el mundo siendo 13 el número total de armas reales. Aunque estas armas solo las podrá usar Noc.

Por último, habrá ciclos de día/noche que harán que los monstruos sean más poderosos, así que si no tenéis mucho nivel, no salgáis a horas intempestivas porque os pueden hacer mucha pupita.

Mejor solo que mal acompañado

Sí, eso es lo que pienso cada vez que tengo alguna pelea importante en el juego y es que no hay ni una en la que me quede jugando sola porque mis queridos guardaespaldas ya han caído en el intento. Al ser un juego de batalla en tiempo real sólo podemos controlar al personaje principal, en este caso Noc, pero esto es un handicap para el juego visto lo bien que utilizan sus habilidades el resto de acompañantes.

Cada uno tiene una habilidad especial que podemos utilizar con L1 y seleccionando a alguno de los tres Ignis, Gladiolus o Prompto, pero la cantidad de daño que hacen es tan irrisoria que es mejor que te encargues tú de todo y ya si acaso tires de ellos cuando esté todo más o menos hecho, ¿la pega? Que si se mueren en la batalla se quedan sin puntos de experiencia, pero bueno para lo que les sirve tener más o menos nivel como que tampoco es un problema muy grave.

Además, cada personaje tiene una afición:

• Prompto: Es un cansino al que le gusta sacar fotos y cuando ve algo bonito te dice de parar el coche y tirarte una foto (misión secundaria fácil en el bolsillo). También te saca fotos mientras juegas que luego puedes guardar o compartir en las RRSS. Cuántas más fotos saque, más nivel de afición tendrá. ¿Utilidad? Ninguna.
• Ignis: Es un cocinillas y tan pronto te hace una tostada quemada como un plato de estrella Michelín, pero al menos todo lo que cocina sirve para tener estados beneficiosos en las batallas. Su nivel de afición sube a medida que cocina y hace nuevas recetas.
• Gladiolus: Es el más fuerte del grupo y su hobby es la supervivencia, así que cuánto más nos pateemos el mapa, más subirá este nivel. Es útil para encontrar pociones u objetos raros.
• Noctis: El príncipe mimado tiene una afición de lo más divertida, pescar. Así que si necesitáis un momento de relax con ir a un estanque y sacar la caña os podéis tirar la tarde.

Y las invocaciones ¿dónde están?

Eso me pregunto yo porque esta vez no podremos invocarlos siempre que los deseemos. Las invocaciones en Final Fantasy XV reciben el nombre de Sidéreos, seres poderosos que prestan su fuerza al auténtico rey de Lucis. A lo largo de la aventura conseguiremos los Sidéreos disponibles de forma automática, pero volverlos a ver ya es otro cantar. Como ya he dicho no es posible invocarlos a nuestra voluntad y solo tendremos la posibilidad de hacerlo cuando el juego considere que estamos en peligro de verdad, algo que en mi caso no le ha parecido al título aunque muchas ocasiones estuviera todo el equipo muerto y yo moribundo pero en fin…

Son un total de seis Sidéreos, cada uno con diferentes habilidades que los hacen únicos:

• Titán: Su ataque se basa en extraer de la tierra una enorme roca que impactará contra los enemigos.
• Lamú: Su ataque propiciará una descarga de rayos con la fulminará todo lo que tenga vida.
• Leviatán: Su hábitat natural es el océano y hace uso de él para ahogar a sus oponentes cuando aparece.
• Shiva: Su aparición hará que varios clones de ellas hagan acto de presencia mientras congelan todo a su paso.
• Bahamut: Lo veremos en forma humana y no en dragón como estamos acostumbrados, así que con su espada hará que todos los enemigos perezcan.
• Ifrit: También usará su espada para crear un ataque de fuego y calcinar a los enemigos.

¿Me llevas, por favor?

A la hora de movernos por este extenso mundo tenemos tres opciones: ir a pie, en coche o en Chocobo.

• Ir a pie: Si optamos por la primera tardaremos más lógicamente, aunque la afición de Gladiolus subirá.
• Ir en coche: Nuestro vehículo de transporte es el Regalia que nos llevará a donde queramos, eso sí, a paso tortuga y por raíles tanto si nos llevan o lo hacemos nosotros en modo manual. La única diferencia es que con el modo manual podemos decidir la ruta por dónde ir. Como buen coche, está todo el día pidiendo y tendremos que llenarlo de gasolina para que no nos deje tirados, menos mal que los precios no están en la parra como en la vida real. También lo podremos personalizar y la encargada de tal cometido será Cindy, una mecánica que nos permitirá mejorar el coche y hasta transformarlo en volador (Regalia Type-F) si le llevamos las piezas adecuadas.

• Ir en Chocobo: Son un sello de identidad del juego y aquí no podían faltar. Para desbloquearlos tendremos que avanzar hasta el capítulo 3. A partir de aquí podremos alquilarlos en las Chocoberizas Wiz por 100 guiles/día. A medida que pasemos tiempo encima de ellos irán subiendo de nivel y adquiriendo nuevas habilidades. También podremos hacer carreras con ellos y obtener diferentes premios.

Apartado técnico y duración

Respecto a este punto no tengo nada que objetar, el juego luce perfectamente gracias a Luminous Engine que ha logrado crear un mundo precioso y acorde a lo que estamos acostumbrados con Final Fantasy. Los ciclos de día/noche están logrados a la perfección e iluminados perfectamente, pero no sólo eso, sino que los efectos climáticos también son algo que destaca del juego. Todas las ciudades están muy logradas, pero a mí en particular la que más me ha gustado es Altissia, supongo que por el contraste que ofrece al ser una ciudad basada en Venecia. Las animaciones de los personajes también están muy conseguidas e incluso podréis leerles los labios y saber lo que dicen.

La banda sonora también es destacable e incluso nos tocan un poco la fibra sensible al permitirnos escuchar en el Regalia los diferentes temas de otras entregas como Final Fantasy VII u VIII, con un total de más de 200 canciones.

Respecto a la duración, he de decir que a mí me ha resultado corto, pero puede que haya sido porque he pasado bastante de las misiones secundarias que nunca me han llamado la atención, pero yo he tardado aproximadamente entre 20 y 22 horas en terminarlo. Y una pega que le pongo es a los excesivos tiempos de carga entre pantalla y pantalla.

Conclusión Final Fantasy XV

Final Fantasy XV es un buen juego pero diferente a lo que estamos acostumbrados. A mí personalmente no me ha terminado de convencer porque no soy amiga de los cambios tan radicales, aunque mantiene parte de su esencia pierde otra. La historia está bien pero queda ensombrecida por la jugabilidad que nos presenta, además de que los personajes que te acompañan tampoco es que les cojas demasiado cariño, al menos yo. Por tanto y para terminar, el juego es correcto pero te deja con una sensación agridulce de que podría haber sido mejor y no lo ha conseguido.